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El paso de su historia fue tan efímero, tan lleno de sentimientos y tan significativo. Sin embargo, también fue tan inexperto, tan despreocupado y tan visceral que recordarlo los hacía sonreír sin motivo.
Taehyung era un castañito de ojos brillantes que amaba vestir con playeras enormes y pantalones cortos. Enamorado de un chico azabache con sonrisa infantil y unos orbes como ojos, tan grandes y tan adorables que te causaban estallidos de ternura.
Eran adolescentes, justo en aquella etapa vulnerable a las malas decisiones y a los experimentos culposos. A pesar de esto, ellos siempre crearon su propio mundo aparte.
Siempre trataron de juntar sus manos cuando se trataba de nuevas experiencias y cuidarse mutuamente en su especial relación.
Claro que tenían amigos más allá de ellos, unos muy buenos por cierto. Aunque, el caso ahí era distinto.
¿Qué será para ti después de un largo tiempo la persona con la que descubriste los misterios más bonitos de la juventud?
—Sólo te diré que es una novela bastante entretenida. Es lúcida y romántica al comienzo pero después se torna agridulce, debes leerla TaeTae— El castañito bufó, cruzando sus hombros y sacudiendo al más alto.
—Pero Kookie, tú lees muchos libros y siempre me los cuentas. Necesito que me cuentes este para hacer mi ensayo, la tonta maestra me dará una mala calificación.—El mencionado sonrió, pareciéndole muy adorable el pequeño puchero del contrario.
—Taehyung, te cuento resúmenes muy vagos. Si es un ensayo de la escuela tienes que leerlo por ti mismo para entender todo y analizar a tu perspectiva, angelito.— El mencionado suspiró con un potente rojo en sus mejillas, bufando y volteando su cuerpo hacia otra dirección. El olor del pasto era mucho más intenso en ese momento.
El azabache suspiró, volteando al de ojitos miel y observando su carita convertida en un gesto que se balanceaba entre lo tímido y lo molesto.
—Te prestaré Cumbres Borrascosas y después me lo contarás todo, ¿sí?— El castaño asintió, sin poder resistirse a la mirada de su mejor amigo. Esos ojos negros definitivamente tenían algo dentro de sí.
Sus mejillas se calentaron de nueva cuenta cuando sintió las manos de Jungkook posarse en su cabello, dando masajitos en su sien mientras posaba los ojos en el resplandeciente Sol que los cubría.
La luz de atardecer parecía ser otro de los puntos favorables para Jungkook, simplemente no podía entender cómo es que un chico tenía tantas cosas bonitas por recalcar.
—Eres muy inteligente, Kookie. Quisiera que aproveches tu inteligencia para ser cualquier cosa que tú quieras cuando seas grande.— El azabache sintió su pecho acelerarse y su cara calentarse de un momento a otro, observando con admiración el etéreo rostro del contrario.
—A mí también me gustaría lo mismo para ti, Tae. Tanto talento en el baile no debería ser desperdiciado en una oficina fea con jefes bobos.— Taehyung soltó una risa, tapándose la cara al recordar las veces en las que Jungkook lo había visto bailar.
Porque... Algo así no se puede consumir tan fácilmente.
—¡Le dejé un pay de manzana en la nevera, señora Kim!— La mujer se rió, dándoles dos grandes termos de agua para que tuvieran algo que beber durante el trayecto.
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besos de ángel ⊹ ⎙ kv
Short Story❝regálame todo lo que él no me pudo dar, trátame como el ángel que dices ver en mí.❞ k o o k v 𓂃﹅