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S H A W N;
El despertar en el hospital no fue sorprendente para mí. El verme conectado sí lo fué. Me levanté y de un tirón quité todo. De a momento puse a Bárbara en mí mente, causando que mí ritmo cardíaco se eleve a tal grado, que una enfermera como de 60 años, se adentrará a mí cubículo alarmada.
—Señor Mendes, despertó—. Chilló con cierto ¿miedo?.
—Quiero ver a mí novia Bárbara, ¡Ya!
Dió un brinco causando por mí aullido brutal. Negó frenéticamente, con los ojos apagados en tristeza.
—Ella está... ¿muerta?—. Espeté con voz quebrada y volvió a negar, más tranquila.
—Necesito informarle esto. Los jóvenes Grier y Sprouse piensan que deberían ocultarselo, pero yo pienso que usted necesita saberlo.
Asentí, dándole a entender que prosiguiera con su relato.
—Primero, necesito que se relaje y tomé asiento en su camilla—. Obedecí, harto de que no fuese directa con los acontecimientos. —Su mujer tuvo un aborto agresivo, lo lamento.
Ví todo negro después de esas 7 palabras.
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