Yoongi
Silencio, era todo lo que me rodeaba. Desde el momento que la oscuridad abandonaba mi cabeza todo se volvía silencio. Desde que recordaba, y no era como que mi memoria fue muy buena, siempre había silencio y soledad a mí alrededor. Mi única compañía era Su-Jin, en los momentos más tristes y difíciles que podía recordar el estaba ahí, no entendía como las demás personas no veían en el lo que yo. Todas las personas que se acercaban a mi me tildaban de loco o algo así, bueno por algo estaba aquí ¿o no? Aunque realmente no me molestaba estar aquí, ahora no. Porque el venia todos los días a estar conmigo. No era como si estuviese aquí por su voluntad, pero el no había sido como las demás chicos que venían a "cuidarme". Yo no necesitaba ser monitoreado todos los días, el chico bonito de cabellos cenizo me había enseñado a no depender de los enfermeros. Pero con Seokjin, Jin como me había dicho que lo llamara, las cosas eran diferentes. El se preocupaba por mí más allá de su responsabilidad o su deber. El recuerdo de ese primer día estaba muy claro en mi cabeza, quizás es lo más claro que tenia ahí. El sonreía y solo era amable conmigo, no entendía muy bien su actitud, no era normal; nadie era amable conmigo, solo Geum-jae y Jungkook.
Pensé que al día siguiente el se mostraría igual de cruel e hiriente como los demás, pero no lo hizo. Mantenía su sonrisa y esa chispa en sus ojos que me hacían querer confiar en el.
"No lo hagas. Te dañara igual que los demás"— Su-Jin me había dicho eso, no podía desconfiar de el, el me cuidaba. Su-Jin rara vez me hablaba pero cuando lo hacía era para cuidar de mí y yo debía hacer lo que el dijera.
Así Jin venia todos los días y me traía desayuno hecho por el. Se lo agradecía mucho, su comida era deliciosa, pero quizás lo mejor de todo era su compañía que aunque a veces se volvía silente, yo sentía su presencia, sabía que estaba ahí. Cuando Geum-Jae venia y el se iba era extraño, porque no quería que se fuera. Cuando el volvía a entrar por esa puerta era todo tan diferente para mí.
Al finalizar el día, el siempre me daba palabras amables antes de caer en la oscuridad. Anhelaba poder verlo en mis tinieblas, tal vez así todo fuera mejor, pero jamás podía, el jamás aparecería ahí, ¿Cómo podría?
Pero había la esperanza que cuando las penumbras se fueran el estaría ahí, aunque fuese solo para verlo de lejos.
Pero esta mañana sus ojos no eran los mismos, su sonrisa no estaba, se veía cansado y sus ojos avellanas están rojos. No sabía el porqué.
Como siempre el me saludo a mí y yo hice lo mismo.
Me llamo para que desayunara, intentando que sus labios se levantaran como una sonrisa pero solo hizo que su rostro se viera mal.
—Bueno, hora del desayuno. Hoy traje huevos revueltos.—dijo y yo hice lo que me indico.
La rutina era que el se quedaba ahí viendo que terminara de comer, pera esta vez el se sentó en mi cama.
Por un momento hubo el típico silencio pero de pronto escuche un sollozo me gire para encontrar que el lloraba. Las lágrimas resbalaban por su mejilla y su mirada estaba perdida en algún punto de la habitación. Sin hacer ruido me levante para irme a sentar a su lado.
—¿Por qué lloras?
—No estoy llorando. No te preocupes, ¿si?.— ¿Qué no lloraba? Claro que lo hacía. Su rostro estaba muy triste y no supe porque yo también me sentí así. Eran las lágrimas las que afeaban su rostro, el era muy bonito como para estar así, además el jamás estaba triste, siempre me sonreía y hoy no lo hacía, me encantaba su sonrisa. No sé porque pero pase mi manos por debajo de sus ojos y luego por sus mejillas quitando con delicadeza los rastros que las lagrimas habían dejado, su piel era suave y delicada, el era hermoso y bueno, el no debía llorar, no debía sufrir.
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Mу Ɗσℓℓ | [Yσσиjιи у Sυjιи ] [ EN EDICIÓN]
Fanfikce¿Sᥱrᥲ́ mᥲs fᥙᥱrtᥱ ᥱᥣ ᥲmor, dᥙᥣzᥙrᥲ ყ ρᥲᥴιᥱᥒᥴιᥲ qᥙᥱ ᥣos trᥲᥙmᥲs ყ ρrobᥣᥱmᥲs? ✓En edición.