•Detrás de las nubes...•

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Lo primero que oyó fue un chasquido de aparición y unos momentos después alguien golpeaba a la puerta de su casa. Willa miró a su madre y a su hermano extrañada, pues no estaban esperando a nadie y mucho menos a alguien que pudiera aparecerse.

La castaña tomó su varita de encima de la mesa de té y la empuño con fuerza al tiempo que se acercaba a la puerta principal.

— ¿Quién es? —Preguntó, aun sabiendo que si era un mortífago jamás le diría la verdad.

— Sirius.

Willa soltó un suspiro de alivio al saber que no estaban en inminente peligro pero segundos después, su corazón se detuvo. ¿Qué demonios hacía Sirius en su casa?

Habían pasado varios días desde la última vez que se habían visto, luego de decirle que no estaba invitado al cumpleaños de su madre.

Tomó aire antes de abrir la puerta e intentó esbozar una sonrisa.

— ¿Sirius? ¿Qué haces aquí? —Antes de que él pudiera decir algo, salió al porche de su casa, entrecerrando la puerta a sus espaldas.

— Quería verte, hace días que no hablamos y la última vez discutimos... —Susurró Sirius, preocupado— ¿Está todo bien?

— Te dije mil veces que no me gusta que vengas aquí sin avisar —Contestó Willa, mirando hacia dentro de su casa nerviosa— ¿Podemos hablar en otro momento?

Justo momentos antes de que Sirius llegara, su madre había estado vomitando a causa del tratamiento médico que estaba llevando y la casa apestaba a enfermedad por todos lados, no podía dejar a Sirius que viera a su madre así.

— Sólo quiero saber si estamos bien Willa —Dijo Sirius, en un tono un poco molesto. Se sentía impotente por no saber que estaba pasando y comenzaba a perder la paciencia— ¿Vas a dejarme o algo así?

— No es eso Sirius, de verdad —Suspiró Willa. Odiaba tener que mentirle.

El azabache se pasó la mano por el cabello, despeinándolo de forma nerviosa, miraba a la chica que le había robado el corazón y no podía reconocerla. ¿Por qué se estaba comportando de una forma tan extraña?

— Creo, que yo puedo decirte que pasa, querido

Los ojos de Willa triplicaron su tamaño de un momento a otro al ver a su madre, envuelta en una manta, asomarse a la puerta para presentarse a su novio.

— Janice Hastings —Aferró la manta fuerte contra su pecho con una mano y la otra la extendió hacia Sirius— Un gusto al fin poder conocerte.

— Sirius Black —el azabache se aclaró la garganta, sorprendido de la visión que estaba teniendo.

— Entremos, aquí hace mucho frío y no puedo agarrarme un resfriado ahora —Sonrió con dulzura a Sirius y le lanzó una mirada de reproche a su hija— Te explicaré todo con una taza de té.

Casi dos horas después, Sirius y Willa se encontraban en la habitación de esta última, habían pasado los últimos quince minutos en completo silencio. Luego de que Janice confesara porqué Willa se comportaba tan extraña con respecto a ella, Sirius había necesitado un momento para estar a solas y tratar de asimilar la situación.

Willa lo había seguido a su habitación unos momentos después, temiendo que el azabache estuviese demasiado enfadado con ella.

— Lo siento, siento mucho haberte preocupado así —Soltó cuando ya no pudo soportar el silencio— Fue algo egoísta de mi parte, lo sé —intentó explicar sin que las lágrimas acudieran a sus ojos— Hablar del tema en voz alta sólo lo hacía más real y yo no...

Orgullo Merodeador [Hp Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora