Esa mañana los ruidos de la taberna despertaron a Brianne de un sueño no tan reparador. Luego de quitarse el antifaz de los ojos y ajustar sus pupilas a la luz que entraba por la ventana, la castaña comprobó que apenas eran las siete de la mañana. ¿Qué podía estar pasando tan temprano que hiciera tanto ruido?
A pesar de llevar varios meses viviendo allí, todavía no se había acostumbrado a los constantes ruidos, a la molesta mujer de la limpieza que jamás cumplía un horario concreto y sobre todo, no se había podido acostumbrar a no tener absolutamente nada que hacer.
Hizo las sabanas a un lado y se vistió dispuesta a bajar a desayunar. El ruido la golpeó de lleno cuando abrió la puerta de su habitación y solo fue en aumento a medida que bajaba las escaleras acercándose a la taberna.
— Buenos días Tom —Gritó cuando pudo acercarse a la barra— ¿Qué sucede?
— ¡Las avispas ganaron su primer partido de la temporada está madrugada! —Exclamó el tabernero sin dejar de servir las copas— los fanáticos no han dejado de llegar
Brianne echó un vistazo a la taberna y, efectivamente, estaba repleta de hombres y mujeres usando camisetas negras y amarillas de las avispas de Wimbourne. Si mal no recordaba, este debía ser el quinto partido de las avispas durante la temporada y si Tom tenía razón, era el primero que ganaban lo que les daba una rotunda alegría a sus fanáticos.
— Tendrán que hacer más que eso para ganar la liga este año —Comentó Brianne, sirviéndose una taza de café desde la barra.
Al llevar tiempo viviendo allí, Tom había dado permiso a la castaña para servirse cuantas veces quisiera, siempre con la intención de aminorar su propio trabajo.
— Muy amable, señorita —Un muchacho apareció de la nada y le arrebató la taza de café de las manos— Llevo diez minutos esperado mi café.
Brianne se quedó estática mirando el exacto lugar donde había estado su taza segundos antes, sin podérselo creer. Miró a Tom, buscando una respuesta pero el tabernero simplemente se encogió de hombros con resignación.
— ¿Podrías servirme un poco?
De un momento a otro, Brianne se vio envuelta en un torbellino de clientes que le solicitaban café, cerveza o algo para comer. Trató de explicarles que ella no trabajaba allí, pero fue inútil y ante la suplicante mirada de Tom, accedió a servir con la promesa de que él le pagaría por el servicio prestado.
Un par de horas después, la muchedumbre fanática del quiddtich había terminado por disiparse y en la taberna sólo quedaban unos pocos clientes, fue cuando Brianne tuvo un momento para sentarse.
— Gracias Brianne —Dijo Tom al pasar por su lado cargando una enorme bandeja con vajilla sucia— Realmente me has salvado, jamás había visto tanto fanático de las avispas en mi vida...
Tom el tabernero era apenas un joven inexperto que había heredado el negocio de su padre y no entendía muy bien cómo sacar adelante la taberna sin colapsar en el intento. Brianne le sonrió en forma de respuesta y se dispuso a terminar el desayuno que había intentado empezar horas atrás.
— ¿Sabes? —Preguntó Tom, para llamarle la atención— Me vendría muy bien tu ayuda, si estás dispuesta —Le sonrió, secándose el sudor con un trapo sucio— hemos hecho un gran equipo esta mañana y obviamente podría pagarte o cubrir la renta de la habitación...
Por un momento Brianne tuvo ganas de reírse a carcajadas, la sola idea de trabajar en el caldero chorreante de verdad le resultaba hilarante pero luego se detuvo a pensarlo; el dinero pronto se le acabaría y eso era un problema que venía postergando solucionar, si necesitaba la habitación porque no tenía otro lugar donde vivir y por otro lado pensó, si estaba agotadísima pero por extraño que sonara sentía una energía en el cuerpo que hacía tiempo había perdido.
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Orgullo Merodeador [Hp Fanfic]
FanfictionLas relaciones entre los adolescentes nunca son fáciles. Si a eso se le suma la magia y el orgullo, podríamos decir que son prácticamente imposibles. Los merodeadores y sus amigas lo saben. Llevan seis años luchando contra el orgullo. Y ahora...