Desterrado «Kookjin»

Born

Los meses pasaron rápidamente, Seokjin sentía a su pequeño cachorro cada vez más grande y presionando la parte baja de su vientre, seguramente ya estaba pronto a nacer. Yoongi y Hoseok cuidaban del omega como si fuese de su familia, haciéndole sentir acogido y querido, sobre todo el beta que cumplía cada uno de sus caprichos y antojos.

El omega no sabía nada de su familia y antigua manada, cada vez que pensaba en ellos sentía que una inmensa melancolía lo invadía, extrañaba mucho a su primo Taehyung y aunque intentara negarlo, también extrañaba a Jungkook, sobretodo su lobo. Pensar en el alfa era sumergirse en la ambivalencia, lo extrañaba, lo odiaba, lo amaba, lo repudiaba y así sucesivamente, era una montaña rusa de emociones cuando la imagen del padre de su cachorro venía a su mente.

Hubiese deseado poder pasar la transición con el alfa mientras esperaban la llegada de su primer cachorro, formar una familia y vivir los tres juntos, pero Jungkook jamás lo buscó durante todo este tiempo y al parecer no lo quería tanto como pensaba, ser destinados no aseguraba que el alfa lo amara, tampoco que amara a su cachorro y aceptara quedarse con ellos.

Seokjin intentó alejar aquellos pensamientos dolorosos, concentrándose en terminar de ordenar la ropa de su pequeño, dejando todo listo para su llegada, en cualquier momento podría comenzar con contracciones y traer al mundo a quien tanto esperaba.

— ¿Otra vez pensando en el padre de tu cachorro? —preguntó Hoseok desde el marco de la puerta, cada vez que el omega tenía ese semblante triste era porque estaba pensando en su alfa.

— Me hubiese gustado que conociera a nuestro cachorro y estuviese presente —murmuró con tristeza, desviando la mirada hacia un costado.

— Jinnie serás un gran papá y tu pequeño tendrá todo el amor del mundo, no necesitará a su padre alfa —se acercó al omega y le regaló una linda sonrisa, palmeando su espalda con cariño.

— Ya lo sé, pero es duro crecer sin uno de tus padres... —el omega permaneció en silencio unos segundos, recordando el fallecimiento de su madre. Suspiró resignando y terminó de cerrar el bolso de su cachorro.

— No pienses en eso, ahora tienes que enfocarte en que tu cachorro llegará pronto y lo estamos esperando con ansias, incluso Yoongi aunque lo niegue —asintió el beta dejando escapar una pequeña risa.

— Tienes razón, Hobi. Mejor vamos a comer, muero de hambre y parece que cierto cachorro está ansioso por probar bocado —deja escapar una risa, apuntando su abultado vientre que se movía de un lado a otro.

Ambos jóvenes se sonrieron y bajaron al comedor para poder cenar, disfrutando de la compañía del otro. Hoseok agradecía mucho tener a Seokjin en casa, se habían convertido en muy buenos amigos y se acompañaban mutuamente. Yoongi por temas laborales no pasaba mucho en casa, por lo que la mayor parte del tiempo ambos lobos estaban solos.

La cena estuvo tranquila y deliciosa, sobre todo para el omega, quien disfrutaba el doble la comida. Seokjin pretendía irse a acostar temprano, se sentía cansado y somnoliento, pero cuando estaba por tomar la baranda de la escalera, un fuerte y agudo dolor en su vientre casi lo hace perder el equilibrio, obligándolo a doblarse del dolor. Intento aumentar la respiración, tomando bocanadas de aire y acariciándose el vientre, pero el dolor no pasaba, es más, parecía incluso aumentar al punto de marearle.

— Hobi... —llamó al beta que estaba recogiendo la mesa, intentando caminar a su dirección, pero una fuerte contracción lo invadió haciéndole gritar— ¡HOSEOK! —gritó el nombre del pelirrojo con fuerza.

El beta se acercó corriendo como alma que lleva el diablo, abriendo los ojos grande al ver a Seokjin doblado y retorciéndose de dolor, acercándose rápidamente para ayudarle, palmeando su espalda para intentar reconfortarle.

— Tranquilo, Jinnie... Sólo respira, ya vamos al hospital, tú sólo respira, ya regreso.

— Hobi... Me duele... —se queja el omega con pequeñas lágrimas en los ojos y sin dejar de tomarse el vientre.

— Voy por las cosas del cachorro, tú sólo sigue respirando.

Y tal cual como apareció, se apresuró en subir las escaleras, entrando a la habitación del omega para tomar los bolsos, bajando a los pocos segundos mientras se colgaba los bolsos en el camino y se acercaba para auxiliar al omega, ayudándole a caminar en dirección al auto estacionado fuera de la casa. Seokjin no dejaba de quejarse, tomándose el vientre con ambas manos, inhalando y exhalando, sentía que su cachorro lo estaba desgarrando por dentro.

Una vez en el auto, el beta lo ayudo a subir al asiento y lo aseguró, dejando luego los bolsos atrás para subirse al asiento de conductor, partiendo de inmediato. La noche estaba poco atestada de vehículos, por lo que no les tomó mucho tiempo llegar, aunque Hoseok por los nervios se saltó un par de luces rojas, seguramente a fin de mes tendría una infracción.

Al llegar al hospital, el beta rápidamente se bajó del vehículo y fue por los bolsos, para luego avisar en recepción que venía con un omega con trabajo de parto. El beta registró al omega y entregó sus cosas, mientras el personal médico iba por Seokjin y lo adentraban al hospital, conduciéndolo a pabellón en una silla de ruedas.

Hoseok al ver desaparecer a su mejor amigo, comenzó a sentirse angustiado, caminando de un lado a otro por el pasillo, esperaba que todo saliera bien y lo dejaran acompañar a Seokjin, aquel cachorro era como su sobrino, había vivido todo el proceso con el menor.

Seokjin estaba aterrado, veía personas caminar de aquí para allá, moverlo y desvestirlo, colocándole algunas agujas y entrándolo a una habitación muy luminosa. Cuando inyectaron un líquido en su espalda baja sintió un calor por todo el cuerpo, para luego poco a poco no sentir nada de la cintura hacía abajo. Cerró los ojos con fuerza, mordiéndose el labio inferior para no llorar, necesitaba a alguien tomando su mano, dándole apoyo.

Y como sí la luna lo hubiese escuchado, apareció Hoseok vestido con la misma ropa que los médicos, acercándose con una sonrisa nerviosa, apretándole la mano con fuerza. El omega no podía estar más agradecido del beta, regalándole una tenue sonrisa y apretándole la mano de vuelta.

Cuando la cirugía comenzó, Seokjin no podía ver nada, sólo podía oler y escuchar, a veces desviaba la mirada hacia Hoseok viéndolo cada vez más pálido y sintiendo como le apretaba con más fuerza la mano. Los minutos pasaban y el corazón del omega latía rápido, comenzando a sentirse sumamente ansioso, ya quería conocer a su pequeño cachorro.

De repente sintió un fuerte llanto resonar por toda la habitación, observando a su cachorro cubierto de sangre y con el cordón umbilical aún uniéndoles.

— Es un alfa... —escuchó decir al doctor Ahn, quien sostenía a su pequeño— Rápido, pongánlo en su pecho —ordenó, mientras le entregaba en las manos con cuidado el cachorro a una enfermera.

— Jinnie... —pudo percibir apenas la voz de Hoseok, para luego sentir un fuerte golpe en el suelo, el beta se había desplomado; pero el beta en ese momento no era una preocupación para Seokjin.

Ignorando el desmayo de Hoseok, ya se encargarían de sacarlo, la enfermera acercó al cachorro al omega y lo recostó sobre su pecho. Seokjin en ese momento sintió una sensación inexplicable, el corazón lleno y un precioso lazo comenzó formarse, mientras observaba con cariño la redondita y pequeña carita de su cachorro, no tenía palabras, era el cachorro más hermoso que había visto.

— SeongJin, mi pequeño cachorro...  La estrella que iluminará mi vida... —murmuró acariciando la pequeña nariz del bebé, sonriendo totalmente enamorado de su hijo, envolviéndolo con ambos brazos y acurrucándolo con cariño.

Así comenzaba su nueva vida, nada volvería a ser lo mismo, por fin su cachorro estaba entre sus brazos, volviéndose en el amor de su vida. Seokjin había decidido que iba a luchar y superarse, cada día, entregándole lo mejor a su pequeño hijo.

SeongJin era el regalo más precioso que la madre luna le había entregado y estaba dispuesto a dar la vida por él. 

(SeongJin significa estrella triunfante.)