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Fujimoto se quedó observando a Howl ¿Qué clase de mago escuchaba de niño historias que le alentaban a realizar un contrato con un demonio? A él siempre le habían dejado muy claro que había criaturas con las que no debías tener contacto por más poder que pudiesen darte, pues el costo a veces era demasiado alto como para ser siquiera considerable.

– Tú familia no fue muy responsable si te permitió hacer semejante cosa.

Howl no dijo nada, mantuvo su vista hacia el punto en el que el mar y el cielo parecían volverse uno, las estrellas se fundían con el oscuro oleaje y eso era de cierta forma mágico, y serenaba un poco los pensamientos de Howl.

– Mira anciano, no te ofendas, pero no eres nadie para decirme algo, después de todo ¿Quién convierte una bendición de la Madre Naturaleza en una maldición? Hay que estar muy dañado.

A esas alturas Fujimoto no sabía que era lo que más le molestaba, si el hecho de que Howl tuviera razón o el que se lo estuviera restregando en la cara mientras le daba la espalda sentado tan tranquilamente. – Todo se corrompe cuando pasa mucho tiempo rodeado de basura, y no solo de la tangible, mocoso.

La cabeza de Howl se giró clavando en Fujimoto su azulina mirada, parecía estar sopesando la verdad en sus palabras, como si tratará de diagnosticarle falsedad o veracidad. Suspiro y volvió su vista al frente – ¿La verdad? Me sigues dando mucha lástima, yo soy de los que huye a la primera, pero ¿Negar incluso tu propia naturaleza solo porque tus iguales hacen cosas que aborreces? No te pases de infantil, en serio.

Fujimoto sintió que su interior bullía cual olla a punto de explotar – ¿¡Qué sabes tú de mí!? Llevo esta vida y la otra tratando de corregir los errores de millones de humanos insensibles ¡A diario! ¡Todos los días! Sin falta alguna.

– ¿Eso te daba satisfacción? – Le soltó Howl de la nada poniéndose de pie en un rápido movimiento – ¿Te hacía sentir mejor? ¿Superior? – Se giró con la misma velocidad y quedó de frente a Fujimoto, cortándole la inspiración en el acto – Dime ¿Realmente haces esto por gusto? ¿O se te torció en algún momento? ¿Recuerdas siquiera que te llevó a terminar allí abajo, solo con tus penurias?

Fujimoto abrió y cerró su boca como un pez fuera del agua, las respuestas se le escapaban de los dedos cuál arena, no se había tomado la molestia de rememorar jamás aquellos lejanos tiempos, en los que él era solo un muchacho entusiasta apasionado por la capacidad mágica con la que había nacido, tan ingenuo como para creer que podía cambiar el mundo solo con eso. Howl por otro lado seguía atravesándolo con su mirada, fría e implacable, como un iceberg; sus pendientes verdes eran lo poco que había conservado de su atuendo inicial cuando cambio a algo más de la época.

Los destellos verdes de las joyas, los reflejos de la luna en el cabello rubio y la potencia de aquella mirada. En las profundidades del subconsciente de Fujimoto la jovial risa de un hombre resurgió como un geiser, pero el recuerdo rápidamente se hundió cuando Howl inclinó su cabeza y su cabello adquirió más reflejos, había algo en ese rubio que empezaba a inquietar a Fujimoto, como si fuera una mentira dolorosa.

– No... No hago todo esto por sentirme superior o mejor... Yo solo... Esperaba hacer del mundo... Un lugar mejor... Uno en el que cualquiera querría vivir.

La expresión de Howl se suavizó, como si volviera a adquirir pena por Fujimoto – Hombre, eso suena demasiado... Positivo... ¿Qué te paso?

– Me topé con la realidad – Y decidió zanjar el tema allí, se acercó a la puerta de la casa de su hija nuevamente, pero se detuvo al sentir como le sujetaban del brazo. Miro a Howl con el ceño fruncido.

– Mira... Pareces el mago clásico que reprocha cosas como largarse a otro universo pero... Si no tienes realmente un lugar al que volver ahora... Ahora que no tienes maldición ni propósito, por lo que veo... Puedo llevarte Al Otro Lado y... No sé, mostrarte el lugar, para que empieces de nuevo... Esta mucho más atrasado que todo esto así que aún hay mucha naturaleza que salvar... Y bueno, los magos son extremadamente comunes así que no tendrías que vivir oprimido ni oculto – Le soltó lentamente el brazo – Piénsalo.

Y dicho eso Howl recogió su taza vacía y se internó en la oscuridad de la casa con paso ameno. Fujimoto sintió mejor el frío viento nocturno y los suaves murmullos de los insectos en medio del silencio que ahora embargaba a la noche... Y se preguntó vagamente, mientras levantaba la mirada, si las estrellas allá serían más bonitas de contemplar.

Nueva oportunidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora