Capítulo 26- El otro Sawa. Parte 4

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Sentí la ira de la tormenta estremecer mi pecho, recuerdo la luz de los relámpagos y el rugir de los truenos, al otro lado del cristal algo me atraía hacia ella, esperando la paz del final. Hasta ese día no le temía a nada...



Su cuerpo se retorcía y temblaba bajo mis manos. Era un regocijo divino, poder saborear este cuerpo agonizante y su calor, el placer de la piel palpitante, poder tener algo entre mis brazos y hacerlo mio.

Que placer tan inmenso... Y cuanto dolor.

-¿Entonces? ¿Como se siente? ¿Te gusta?- Me deleitaba moviendo el consolador dentro de su cavidad mientras el pequeño vibrador se iba uniendo cada vez mas en sus entrañas. El no respondió, a cambio me regaló un gemido y un jadeo. Y no hubo charla. -Tal vez ahora puedas pensar mas en mi- Deseé tan egoísta como pude, como un niño pidiendo algo de atención, quizás un poco de afecto.

Solo quería que sus ojos me miraran a mí, y cuando hablara que me hablara a mi, que fuéramos solo nosotros dos, al menos por un rato, como aquella noche.

A veces cuando Sawa dormía yo lograba salir. Había una plaza, un sitio tranquilo y solitario, oscuro como mi hogar, donde podía pasar la noche. En el abandono del silencio de mis pensamientos me sentaba en alguna de las hamacas y me movía muy lentamente escuchado el chirrido de las cadenas oxidadas, me quedaba así por horas, como si esperara a alguien, aun sabiendo que nadie vendría por mi.

-Porque solo soy algo malo que debe ser encerrado y olvidado- Susurré para la muerte. Una existencia negada por su creador. Porque para mi Sawa lo era todo.

¿Como se puede estar mas solo que esto?

Y entonces él apareció, respondiendo a mis anhelos, como si le hubiera llamado.

-Si, estoy yendo para allá ahora, dile a los muchachos que no hagan nada hasta que yo llegue- Hablando hábilmente por su celular mientras sostenía en el extremo de sus labio un cigarro encendido, caminó hasta el columpio y se apoyó sobre una de las bigas para continuar su conversación, haciendo caso omiso de mi presencia. -Le dije al perro que pasara por mi así que llegaré en unos 15 minutos o menos... Si, adiós-. Terminó la llamada y guardó su teléfono en su chaqueta de cuero negro. Caló del cigarro y soltó el humo antes de hablarme. 

-¿Que haces aquí a esta hora de la noche? No estarás intentando vender en mi zona ¿Verdad?- Habló de manera relajada, inclinó la cabeza hacia un costado para mirarme, sus ojos me acuchillaban, iluminados en la penumbra como los de un gato. Y yo pensando que ni siquiera se había percatado de que también estaba ahí.

-¿O esperas a tu proveedor?-

-No... No me interesa nada de eso- Le dije en voz baja, sin entender muy bien de lo que hablaba, y sin poder apartar mis ojos discretos de los suyos. -Solo espero- Comenté casualmente.

-¿Que esperas?- 

Antes de responderle ensanché una sonrisa. -A que alguien venga por mi, pero eso nunca pasará... Así que supongo que espero que algo suceda-

-La muerte- Dijo repentinamente, estirando su brazo para entregarme su cigarro.

-¿Qué?- Cosa que al oír me descolocó.

-Si te quedas quieto esperando, lo único que llegará es la muerte. De echo tienes suerte de no haber muerto esta noche, si no tuviera que esperar a que me recojan en este maldito frío te hubiera disparado sin preguntar-

Sabía que estaba exagerando, o al menos eso creí. Soltaba las palabras sin demasiada convicción, como si nada le importara, pero sus ojos me afirmaban todo lo contrario. Y tomé su cigarrillo por inercia, sin entender por qué me lo daba, de todas formas estaba mas concentrado, por no decir embelesado, pensando en lo que me había dicho.

"Delictiv-Boy" [yaoi] (Re-editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora