V • Acaecer

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Komori abrazaba a una triste Kaysa.
La pequeña tortuga Otilia murió y los padres de la ojigris no le permitieron ir a despedirse de su mascota.
    —¿Kaysa-chan? ¿A dónde vas?
    —Quiero ir a caminar, ¿me acompañarás o debes hacer otra cosa?
    —No, no. Puedo acompañarte.
    Ambas jóvenes salieron de la morada. Y lo que en un principio sería una caminata, término por ser dos horas de ejercicio.
    Yui ni siquiera vestía ropa adecuada para realizar sentadillas, a pesar de eso, trato de seguirle el ritmo a su amiga; comprendía que Miret se distraía y también se iba a cansar, esfumando los pensamientos sobre la muerte de su mascota.
    Apenas la puerta se abrió, Azusa apareció en su campo de visión; el chico esperaba a Yui. Por otra parte, Kaysa se fue casi arrastrando a la solitaria y fría recámara.

𝑹𝒖𝒏 𝒓𝒖𝒏 | Diabolik loversDonde viven las historias. Descúbrelo ahora