XIV • Paliativo

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No poseían la personalidad fuerte y orgullosa para ignorarse; tampoco para hablarse más allá de palabras de cortesía.
     Antes de que la cocina se ensuciará casi al instante de ser limpiada.
     Yui tenía enredado en sus manos los mechones de cabello castaño; Kaysa se inclinaba apoyándose en el inodoro, regurgitando la cena. La expresión de esperpento en Komori, no ayudaba a Miret, que apenas su estómago quedó tranquilo, las pestañas se mojaron por las lágrimas.
     —¡N-no llores! ¿Quieres que vaya por Ruki-kun? Estás muy pálida.
     Negó.
     Necesitaba agua, un cepillo y pasta de dientes, no más, a excepción de Yui, porque ahora sí anhelaba que no la abandonará.

𝑹𝒖𝒏 𝒓𝒖𝒏 | Diabolik loversDonde viven las historias. Descúbrelo ahora