Capítulo 2
El tintineo que hace la cuchara cuando choca contra la porcelana es ocasional y sin ritmo alguno. El aroma de café y el desayuno se mezclan de forma perfecta y pesada, el aroma puede olerse fuera de las puertas de cristal y las grandes ventanas, invitando a los transeúntes a entrar para tomar el desayuno.
El restaurante es pequeño. Sus mesas están desgastadas- pero limpias- un total de doce de ellas, amontonadas y colocadas de forma estratégica para dar privacidad, y al mismo tiempo, no hacer sentir solo al cliente que entra por su cuenta un miércoles por la mañana.
El aroma a tostadas y huevos revueltos flota bajo la nariz de Elsa. La taza de café a su derecha permanece intacta, meneando de forma constante y distraída. Ella no ha tocado su desayuno, su estómago se siente vació y apretado por falta de sustento, pero cada vez que ella intentaba satisfacer su hambre, su mente destallaba con el fuego amarillo y naranja de un arma siendo disparada en el cuerpo de un hombre, en el cuerpo de un ser humano.
Elsa nunca antes había presenciado la muerte de alguien. Ella lo ha visto en las películas, las formas sangrientas con las que muere, son impresionantes, pero en el fondo sabe que todo es un acto, es mentira, y si bien sabe que la muerte es constante en la ciudad –gracias a las noticias matutinas- ella nunca lo presenció de esa forma tan cruda como lo hizo esa noche.
Ella no cree poder arrebatar la vida de un ser humano.
Es una gran línea marcada de rojo que simplemente es imposible para ella.
¿Un matado cucarachas?
Si.
Cientos de ellas- no es que tenga un problema de plaga o algo- pero ella a vivido por diecinueve años y ha visto muchas cucarachas por ahí. Y si bien sigue siendo una vida, hay una gran diferencia entre ambas.
Ella no menosprecia la vida de un animal, pero piensa que al matar un ser humano ... bueno, no es igual.
Con frecuencia Elsa recuerda con más detalle el momento en que vio morir al hombre.
El fuego de los disparos era suficiente para ver destellos de miedo en el rostro del hombre cuando el primer disparo atravesó su pecho. Era suficiente para ver la falta de titubeo en la mano de la mujer cuando apuntó su arma oculta, al pecho del hombre, la rapidez con la cual seguían llegando los disparos, con un odio y rabia hacia el hombre.
El estruendo de una sartén en la cocina sobresaltó a Elsa, su mano tembló y derramó un poco de su café sobre la mesa limpia. Soltó la cuchara y tomó un par de servilletas, amontonándolas sobre las gotas de café para limpiar su desastre.
Dejó las servilletas a un lado cuando finalmente terminó de limpiar. Su desayuno hace tiempo que se había enfriado, y la taza de café aún estaba humeando, pero cuando lo levantó a sus labios, encontró el líquido tibio.
Ella lo bebe de todas formas. Aun calienta su boca un poco, y sabe que es mejor beberlo de esta forma, al menos ella no conseguirá calambres de estómago.
Ha pasado exactamente un mes desde la última vez que Elsa vio a los Jumpers. Y desde entonces, ella sigue pensando en ellas.
Como podría no hacerlo.
Son como ella.
Un poco desordenadas al saltar, y una de ellas no podía hacerlo en absoluto...
Reflexionó Elsa. Sintiendo la necesidad de señalar las fallas en el salto, tan desordenados, como tan poco prácticos. La hace sentir como un profesional, al ser capaz de saltar sin arrastrar nada con ella en cada salto. Sin embargo, también deber recordar que ella¸ estaba bajo presión, con poca o ninguna concentración mientras lo hacía.
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Jumper (Elsanna)
Science-FictionElsa calló por accidente de un puente y descubre que es capaz de "teletransportarse" en cuestión de segundos. Ella había aparecido de forma instantánea en su patio trasero, a salvo de la muerte prematura. Descubrió que podía ir a cualquier parte del...