Prólogo.

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El primer tweet del día de Taehyung.

Luego de que el avión despegara, cada uno se encerró en su burbuja invisible. Él abrió uno de sus libros de poesía que le habían regalado sus padres para una Navidad; todo lo contrario de Hoseok, quién sin pensarlo dos veces cerró su ventanilla y se colocó su cuello para dormir. Jimin, tenía la mirada perdida en unos asientos más adelante, mientras movía leve la cabeza al compás de la música que emitían sus auriculares.

Pasado un tiempo, Jimin acomodó su cuerpo en el asiento en posición fetal mientras se tapaba con una de las mantas que la azafata le había dado. El invierno húmedo de Brooklyn había ocasionado una pequeña gripe en el joven, y sumado el aire acondicionado del vuelo, no paraba de dar pequeños estornudos parecidos a los de un bebé.

- ¿Te encuentras bien? -murmuró su amigo quién le alcanzaba unos pañuelos desechables.

- Gracias Tae -su voz se notaba apagada, y al agarrarlos volvió a estornudar tres veces seguidas.

- ¿Quieres que pida que suban la temperatura? Si sigues así no podremos ir al festival mañana.

- Lo sé -murmuró segundos antes de volver a estornudar- Pero quédate tranquilo, apenas lleguemos me la pasaré en cama y tomando té.

- Si mañana sigues así prometo quedarme en casa contigo Minnie.

- No hará falta.

Las horas pasaban, los estornudos no dejaban de resonar por los rincones del avión y Taehyung había optado por darle la caja entera de pañuelos desechables. Irritado ante su mal estar, y las miradas de los otros pasajeros cada vez que él estornudaba, cogió el bolso negro de cuero por debajo de su asiento para rebuscar en el, alguna pastilla que cesara esa picazón en su nariz. Su pequeña bolsita lila, en la cual guardaba sus perfumes y pastillas para el dolor de cabeza no estaba, pero juraba que antes de salir la había guardado.

Desvió la mirada hacia su amigo de la izquierda con la intensión de buscar ayuda, pero se había dormido con el libro en mano. Tenía hace varios años ese pequeño montón de escasas hojas pero jamás había conseguido terminarlo, y cree saber porqué. Hoseok seguía en su plácido sueño, al parecer los chillidos de Jimin no lo habían molestado en absoluto.
Desilusionado, guardó el bolso donde lo había dejado apenas se sentó, tomó una bocanada de aire llenando a duras penas sus pulmones de aire y se dejó caer sobre el asiento.
El vuelo será un poco chillón y con algunos estornudos.

Las trece horas de vuelo por fin habían terminado, y los demás pasajeros agradecían entre sus pensamientos el no tener que soportar ni un segundo más al pasajero con gripe. Una vez que recogieron sus maletas, Hoseok se comprara un café y Tae se cambiara de ropa en uno de los baños del aeropuerto, esperaron en una de las entradas principales a que los recogieran para llevarlos a su nuevo apartamento.
Los tres vivirían juntos, de la misma forma que lo habían hecho los últimos cuatro años, con la diferencia de que ya no estarían en otro país sino en su hogar.
A Jimin la idea no le entusiasmaba demasiado, solo volvía para las Navidades a visitar a su familia, pero el resto del año prefería pasarlo en América del Norte. Sus recuerdos en Seul no eran de todo agradables y prefería olvidar más que recordar.
Sus pensamientos fueron interrumpidos ante el pitido de su móvil indicando un mensaje nuevo.

Al levantar la vista, vió a su amigo mover los brazos desesperado desde la ventanilla del acompañante, cuando quiso avisarle a los otros, estos ya se encontraban corriendo en dirección a la camioneta

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Al levantar la vista, vió a su amigo mover los brazos desesperado desde la ventanilla del acompañante, cuando quiso avisarle a los otros, estos ya se encontraban corriendo en dirección a la camioneta.

- ¡Jinnie! -la voz de Hoseok se oyó a todo volumen en el momento en que su amigo bajaba del vehículo.- ¿Cómo has estado? Que bien luces, ¿Con quién has venido? Ésta súper nave no es tuya ¿O sí? -las palabras salían rápido, tan rápido de su boca que los demás no entendían como no se le trababa la lengua.

- Solecito, ¿Cuántas cucharadas de azúcar le has puesto a tu café? -la voz varonil de Taehyung hizo que todos ríeran, menos el enérgico joven.

- Sabes que no consumo azúcar, y solo lo endulzo con edulcorante.

Los tres jóvenes al rededor de Hoseok no pudieron contener la risa, y éste ante la reacción de los demás decidió subir al coche.

Una vez metidas las seis valijas en el maletero, emprendieron rumbo hacia la salida del estacionamiento, y una vez fuera, hacia la autopista.
'Hope' como sus amigos lo llamaban, no emitió sonido alguno en el trayecto, salvo cuando dió los últimos sorbos en el vaso de plástico del café. Tae se lo pasó hablando con Jin, o más bien conocido como Jinnie, sobre los últimos espectáculos que dieron en el teatro junto a Jimin, quién por fin, después de tantos estornudos y chillidos pudo cerrar sus ojos y dormir.

El apartamento se encontraba hecho un desastre, había cajas por doquier, y en las habitaciones solo estaban los cómodos y blancos colchones que habían comprado por internet. Las luces de la ciudad iluminaban la sala a través de los grandes ventanales, en dónde se encontraban los tres amigos, cada uno acostado en su colchón correspondiente mirando una película en la televisión aún apoyada en el suelo.

- ¿Estás emocionado? -susurró Hoseok al ver que Taehyung se había quedado dormido sobre su pecho.

- ¿Eh?

- ¿Estás emocionado? Digo, volver a nuestras raíces, instalarnos por fin en casa. Estar todos unidos, como cuando éramos pequeños.

- Ajá. -Jimin no quería hablar del tema, y su amigo lo notó rápido, y como consecuencia pausó en el momento más emocionante según él- ¡Hey!

- ¿Qué te sucede Minnie?

- Nada -contestó al levantar la cobija para taparse hasta su pequeña nariz.

- Park Jimin te conozco. Habla.

El joven al oír el tono mandón bufó mientras se destapaba hasta por debajo de sus axilas. Miró por el rabillo del ojo a su amigo, quién hacia una especie de puchero con sus labios.

- Sabes los recuerdos que me trae esta ciudad. Brooklyn además de darme trabajo también me sacaba de este infierno.

- Escúchame -susurró con un tono apenado al oír a su amigo- Es un año nuevo, apenas estamos en enero. ¿Por qué no tratas de empezar desde cero? Sabes que si caes, con Tae estaremos para sostenerte.

- No lo sé Hope.

- No seas cabeza dura Park Jimin. Mañana será un nuevo día en Seul, puedes empezarlo con el pie que tú elijas, además tenemos el festival. Sé que por nada en el mundo te lo perderías. -el mayor le dedicó una pequeña sonrisa al correr un mechón de la cabellera rubia que obstruía la vista de Jimin.

- Tienes razón. Quizás solo soy yo, que estoy aterrado con la idea de volver a empezar.

- De esa misma forma te sentiste cuando pusiste un pie en América, y mira qué bien te fue, terminaste bailando en los mejores teatros de la ciudad... -el ánimo que trataba de darle Hoseok con ese comentario, causó en el pequeño una mínima sonrisa- Mañana será otro día, y todo lo vivas a partir del momento en qué abras los ojos, será una historia totalmente diferente a lo vivido. Y ahora a dormir, odio el jet lag.

El tono molesto causó en Jimin una risa apenas perceptible, tratando de no despertar a su amigo, aunque Hoseok lo movió para poder acomodarse logrando que Tae hablara dormido.
"Mañana será un nuevo día, una nueva vida" pensó el rubio al taparse de nuevo hasta la nariz, y buscó la posición más cómoda para por fin cerrar sus ojos en busca del sueño.

¿Listo para amar? || KOOKMIN FANFICDonde viven las historias. Descúbrelo ahora