«- Deja que te ame y demuestre lo especial que eres para mí -murmuró con su voz melosa sobre el oído del menor, con aquel tono que generaba miles de sensaciones dentro suyo.
Tras decir esto se enderezó al tiempo que llevaba sus pequeñas manos tibias...
El leve quejido proveniente del joven en el colchón, causó en los otros dos una pequeña carcajada poniendo los ojos de Taehyung un poco más pequeños de lo que eran. Las cortinas que habían improvisado junto a Hoseok al encontrar unas cuantas sábanas en una de las miles de cajas, se habían caído generando que el rubio se molestara al sentir sobre su rostro el cálido sol que se presentaba a través de los ventanales. Sin ganas de hacerlo y con la mayor pereza existente en el planeta, Jimin se levantó con la mirada confundida ante lo que sus ojos veían. Al parecer, mientras dormía, los jóvenes muchachos que ahora estaban sentados frente al desayunador se pusieron a acomodar las cosas nuevas en el apartamento. Los muebles se encontraban en el mismo sitio en el cual Hoseok había planificado en un boceto del lugar meses antes; las sillas altas y negras frente a la barra, las macetas vacías en tonos azul oscuro, el pequeño librero bajo la ventana de enfrente que solo contenía el libro pequeño de Taehyung, la lámpara de pie del mismo tono que las pequeñas macetas que se encontraban a su alrededor, y la mesa de café que iría frente al sillón de tres cuerpos ya se encontraba también armada.
— No has perdido el tiempo... —murmuró mientras se sacaba de encima una pequeña manta que le habían puesto.
— Es increíble que no te hayas despertado con todos los ruidos que hizo Hope al traer las cajas desde la otra sala.
— Si tú no te hubieras dormido como un tronco me podrías haber ayudado —la mirada de Hoseok se clavó en la de Taehyung al oírlo, quién solo le dedicó una sonrisa al joven castaño— Hice hotcakes, tus favoritos.
Una mueca tratando de parecerse a lo que uno llama sonrisa se formó en el rostro de Jimin mientras se ponía de pie, acomodó un poco su cabellera rubia y caminó los pocos pasos que lo separaba de sus amigos. Ésta mañana no le apetecía desayunar, aunque últimamente en América tampoco lo hacía; su vida constaba en levantarse, ducharse, practicar durante horas sus coreografías frente al espejo del estudio de la compañía, dormir unas dos horas antes de las presentaciones y al anochecer solo iba a su casa a dormir, para que al día siguiente su rutina vuelva a ser la misma.
— Gracias —los ojos del pequeño aún le costaban mantenerse abiertos, y sus mejillas estaban un tanto rosadas como todas las mañanas— Pero iré a ducharme para poder acomodar mis cosas en la habitación.
— Oh... —las facciones del sonriente Hoseok se entristecieron al escucharlo, pero no le importó, a los segundos volvió a sonreír como si la preocupación que tenía por su amigo no fuera tan grande— Los guardaré por si más tarde te apetece comer algo, ¿Si?
Jimin asintió dedicándole una pequeña sonrisa sin separar sus carnosos labios. En el momento en que cruzó la puerta a la izquierda del pasillo, Taehyung acarició la mano de su amigo tratando de tranquilizarlo. Hoseok le había contado de la conversación que tuvieron mientras dormía, y podía notar la preocupación que contenía dentro de él por su pequeño mejor amigo. El castaño le sonrió, segundos antes de beber el café de su taza colorada.
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