Capitulo 2

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                Entraron al restorant, era un lugar pequeño pero confortable y familiar, "Sabores Latinos" se llamaba. Sus dueños eran un agradable matrimonio cubano, sus hijos Jose y Mey les ayudaban atendiendo las mesas.

        Los comensales eran mayoritariamente latinos, colombianos, cubanos, chilenos, puertorriqueños, mexicanos, etc., era como un país aparte dentro de la inmensa y cosmopolita Nueva York.  Solo se hablaba en español, por lo que hacia que ella se sintiera como en casa.  Se sentaron donde siempre, al momento apareció Jose.

- "Hola, bombón, nuevamente con tu linda amiga" - la saludo con un caluroso abrazo y miro a Beth- "Hola, preciosa" -beso en el rostro a Beth, lo que provoco que se sonrojara como cada vez que el la saludaba.

- "Hola, Jose, como estas??" - Beth le dijo en un español medianamente entendible  a Jose, lo que provoco la risa de ambos.

- "Dije algo malo? -pregunto preocupada.

- "No, linda, solo tienes que practicar tu pronunciación"- le contesto Jose en inglés- "Me ofrezco gustoso a darte clases particulares" - le guiño el ojo.

- "Gracias"- respondió una nuevamente sonrojada Beth.

        Pidieron de comer el plato del día, estaba delicioso. Realmente disfrutaba estar allí, era como un respiro, la hacia no añorar tanto su tierra y su gente. Miro a los lados, estaban las mesas llenas, casi la mayoría ya eran para ella rostros familiares, no solo porque los veía diariamente en el restorant sino porque algunos eran asiduos clientes del Club "Alma Caribeña" que pertenecía a Sebastian el hermano mayor de Jose y Mey, su mejor amigo desde que llego a EE.UU.

- "Realmente me encanta este lugar, Alma, agradezco tu confianza"-

- "Por que me dices eso?"-

- "Porque eres extrovertida, amable y buen trato con todos, pero no hablas de ti ni de tu vida, eres reservada, de los casi nueve meses que estas en la empresa nadie sabe donde vives y jamas te he visto con ningún hombre."-

- "No sabia que me había convertido en el comidillo de algunos de la empresa"-

- "Ohh, no, por favor no me malentiendas Alma, absolutamente nadie ha dicho una sola palabra de ti, todos te aprecian y eso tu lo sabes, solo son cosas que yo he observado, no con mala intención, sino que me pareces que no dejas a cualquiera entrar en tu vida, eso es todo"-

- "Lo siento, no quise exagerar: Tienes razón, me encanta compartir con las personas, reír, bailar, pero también me encanta tener mi espacio, y abro mi corazón a muy pocas personas, quizás soy un poco desconfiada."-

- "No lo veo como algo malo, es necesario ser precavida sobre todo tu, que estas sola acá"-

- "Ahora no estoy tan sola, se que hay personas que me aprecian y que puedo acudir si lo necesito, como Sebastian, que ha sido incondicional, su familia que son personas adorables, y hace poco tu, que has sido una buena amiga y me siento cómoda contigo"-

- "Gracias, a mi también me pasa lo mismo, aunque confieso que jamas pensé que me considerabas como amiga, tu eres una de las jefas y yo solo soy una simple recepcionista."-

- "Esa cosas a mi no me importan, la gente no vale por lo que tiene sino por lo que es, algún día te contare sobre mi infancia y vida antes de llegar a este país"- Alma miro su reloj - "Debemos irnos sino queremos llegar tarde al trabajo"-

        Pidieron la cuenta y se retiraron despidiéndose cariñosamente de los dueños del lugar. 

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