Lidiar Con El Demonio [HaeHyuk +18]

01

Me miré de nuevo en el espejo, con ésta ya van 4 veces que cambio mi ropa, no me gusta nada de lo que me pongo, odio no tener ropa, mi armario está lleno pero todo ya lo vieron mis amigos, me senté en la cama, coloqué ambas manos a mis costados y solté un suspiro. -Hyuk, Kyuhyun ya llegó por ti- La voz de mi madre me sacó de mis pensamientos. -Wow, que guapo- Me cubrí el rostro con una almohada.

-Pero... ésta ropa ya la vieron- Susurré.

-Ay deja de decir estupideces, ya estás listo, ahora ve con tu amigo, que sabes que odia esperarte- Hice un puchero y ella me tomó del brazo hasta llegar con Kyu. -A veces te sigues comportando como un niño de 5 años-

-¡Mamá!- Grité pero no enojado. -Ya tengo 24 años, no soy un niño, soy casi un adulto- Después de eso reímos y nos fuimos, los chicos ya debían estar en el bar.

***

-¡Quiero una canción de las tuais!- Me reía como loco, el alcohol ya había echo efecto en mi. -Esa que dice "ai guana nou nou nou nou guat is lob", jajaja~~~...¡Hee, dame otro azulito!~...esas cosas son la gloria~-

-Hyukjae ¡tú odias a Twice! baja de esa mesa ahora- Me pareció escuchar la voz de Kyuhyun o de Heechul o tal vez Yesung, no estoy seguro. -Nos van a echar a patadas de aquí...ya ven-

-No me voy a bajar de aquí sin mi canción de tuais~- Los guardias del lugar se acercaron a donde estábamos, platicaron con mis amigos y yo seguía riendo mientras sentía que todo me daba vueltas.

-Hyukjae, dicen los de seguridad que si no te bajas de allí, nos van a sacar a todos de aquí y no se nos va a permitir la entrada de nuevo, estás haciendo un maldito alboroto- Heechul me tomó de la pierna e hizo el intento por bajarme, ésta vez obedecí o me iba a caer.

-Bien, ¡me largo de aquí!, nadie quiere poner una canción de mis niñas hermosas- Intentaron sostenerme pero me aparte bruscamente. -Yo puedo caminar solo~- Me dirigí a la salida. -Adiós, amigos míos-

Comencé a caminar pegado a la pared, sentía que en cualquier momento me iba a caer, pero dos pares de manos me tomaron de los hombros.

-Hola, niño bonito, ¿te perdiste?- Me susurró un hombre cerca del oído. -Nosotros podemos ayudarte-