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Yoongi había hecho un gran trabajo al no menospreciar a Jimin por su gusto por los hombres, aunque era de esperarse, él tenía los mismos gustos. Pero nunca imaginó que sus palabras impactaran tanto al menor, pues éste desde ese día, se comportaba un tanto diferente con él, hasta el punto de molestarlo, sacándolo de quicios y provocando que todos a su alrededor los miraran raro.

Yoongi con el paso del tiempo, fue subiendo un tanto rápido de puesto, llegando a estar en uno de los puestos más importantes de la empresa. Sin embargo, para Jimin era más complicado. Éste se esforzaba cada día, tarde y noche para dar lo mejor de sí y convencer a SeokJin de subirlo de puesto, pero su jefe era difícil de tratar y solo había conseguido subir un par de puestos, no los suficientes para alcanzar a Yoongi. Un día había tenido un sueño raro, donde compartía oficina con el mayor, donde éste le hablaba seductoramente y, al final del día, acababan haciéndolo en los sofá que cada zona tenía. Desde ese día se propuso alcanzar al mayor para poder trabajar con él, ya que sabía perfectamente que, entre más avanzado fuera su nivel, más necesitaría de un ayudante, y él quería ser ese ayudante. No podía permitir que tuviera a alguien más.

-¿Por qué no abre? - forcejeo con algo de fuerza la cerradura, tratando de abrir la puerta con la que se suponía, era la llave correcta - este día va de mal en peor 

Yoongi se había despertado con un leve dolor de cabeza a causa de llorar en la noche por obvias razones que involucraban a sus padres. Había roto sus audífonos al jalarlos, sin darse cuenta de que éstos estaban atorados en un cajón; y para terminar, ahora la puerta de su oficina estaba atascada o algo por el estilo

Dio otro suspiro, volviendo a sacar la llave y metiendola, sin obtener resultado. 

De hecho, ya llevaba tiempo así aquella puerta, pero nunca creyó que llegaría el día en que no sirviera. Sí lo hubiera imaginado, la hubiera reparado. Se sintió tonto por no haberlo imaginado.

-¿Tienes problemas? - le preguntó su compañero de piso, NamJoon

-Sí - asintió - creo que es el mecanismo de la puerta el que ya no sirve. La llave es la correcta, ya la revisé un millón de veces

-¿Tenías trabajo importante?

Yoongi hizo memoria, negando lentamente con la cabeza

-Creo que no. Solo necesitaba entrar a ciertas páginas para revisar unas marcas. Las tengo anotadas aquí - palmeó el portafolio que sostenía con su mano izquierda

-Si quieres, ve con alguno de los chicos, haber si te permiten trabajar con ellos. Yo te ayudaré con la puerta, igual ahorita no tengo tanto trabajo 

-Gracias Nam - sonrió levemente el pelinegro, palmeando el hombro del contrario y caminando lejos de ahí. 

Se había hecho amigo de NamJoon desde que llegó a ese piso. Él pelivioleta era muy atento con todos, servicial y amable, por lo que todos eran sus amigos y buenos compañeros. Su primer encuentro con Yoongi fue agradable, aun cuando notara nerviosismo en el pelinegro. Pensaba que era normal. Y aunque Yoongi no fuera de muchas palabras y expresiones, NamJoon se proponía día con día sacarle de que menos una sonrisa al pálido. Le gustaba ver esa felicidad en él, era mejor que verlo desanimado, triste o, algunas veces, con los ojos cristalinos. 

Cuando Yoongi iba a mitad de sala, se detuvo de repente. ¿A donde estaba yendo?

Miro a los lados, viendo los departamentos. No hablaba con nadie ahí, o al menos no para tener la confianza de pedirles que lo dejaran quedar mientras abrían su zona. Pensó en seguida en ir con Jimin, pero lo dudo un poco, gracias a la extraña forma de ser que tenía con él. Pero al saber que era eso o ir con algún otro, dio un último suspiro y caminó hacia el departamento del menor. Era en el piso inferior al de él.

-Jimin - llamó cuando estuvo en la puerta de éste

-¿Yoongi? - el menor se sorprendió al escuchar la voz del contrario. Éste nunca lo había ido a buscar, sin contar esa vez que se quedó con él porque Taehyung había salido de emergencia. 

-Sí - hablo un poco incómodo - mi oficina esta cerrada. Al parecer la puerta esta descompuesta. Quería preguntarte si podías permitirme estar aquí mientras-

-¡Claro! - exclamó el menor, levantándose del asiento de su escritorio - puedes estar el tiempo que quieras 

-G-Gracias - susurró aun algo apenado y preocupado, pero esto último por lo que podía hacer el menor

Yoongi entró a la oficina, cerrando la puerta a sus espaldas. Dejó su portafolio en el escritorio, y cuando Jimin se lo indicó, tomó asiento en la cómoda silla

-¿No tienes trabajo por hacer?

-Sí, pero aun tengo bastante tiempo - se encogió de hombros - no tienes de qué preocuparte

Yoongi volvió a agradecer, y sacó la lista de las marcas a investigar. 

Mientras hacia su trabajo, Jimin lo veía desde el sofá, con una pequeña laptop reposando en sus piernas. Se suponía que trabajaría en un reporte mientras el mayor ocupaba el otro aparato, pero no podía evitar apreciar el rostro concentrado de Yoongi, ver como tecleaba con sus manos tan largas y delgadas, tan finas como sus labios. Esos labios que cada noche soñaba besar

Yoongi lo sabía, sabía que el menor lo estaba viendo. Sentía su mirada encima, por lo que no podía concentrarse adecuadamente. Estaba incómodo y nervioso, y por lo mismo, relamía una y otra vez sus labios, al igual que los mordía.

Jimin no pudo con eso, por lo que tomó valor, dejando de lado la laptop y acercándose al mayor, colocándose detrás de él y posando su cabeza en el hombro de éste. 

Yoongi se paralizó

-¿Qué tanto buscas? - preguntó en un susurro

-Y-Yo... buscaba información sobre unas marcas poco conocidas... - habló en un hilo de voz

Jimin sentía que su cuerpo se movería por sí solo. Quería abrazar a Yoongi, besarle y estar con él aunque fuera encima del escritorio, pero sabía que eso podía asustar o molestar a Yoongi y no quería verlo enojado. Estaba seguro de que un Yoongi enojado era peor que cualquier cosa. 

Sin embargo, el menor era terco, por lo que solamente mordió con suavidad la oreja del pálido, alejándose con rapidez

Yoongi, anonado, volteo con molestia, levantándose de su lugar y encarando al menor

-¿Por qué demonios hiciste eso?

-Me dieron ganas - respondió sin pensar

Yoongi apretó la quijada, viéndolo fijamente. Jimin lo veía con un extraño aire de seguridad, eso que le faltaba a Yoongi, por lo que éste solo se alejó, volviéndose a sentar en el lugar para seguir con su trabajo

-Te agradecería que me dejaras en paz, Park 

Jimin asintió, gustoso de escuchar su apellido en los labios de Yoongi, y volvió a sentarse en el sofá, orgulloso de su cometido.











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