Sobre los corazones

28 1 0
                                    

¿Cómo puede latir un corazón roto? No estoy consciente de esta respuesta. Solo sé que sigue latiendo. Aunque sientas un vacío en tu pecho, tu corazón está allí, latiendo.

No tiene sentido, ni arreglo. Él late, a pesar de todo. Continúa latiendo. Aunque la fuerza de todo un océano lo aplaste. Aunque tenga que soportar el peso de una espada cansada. Aunque tenga que llevar una perdida consigo. Aunque haya oscuridad en él, continuara latiendo.

Los corazones son un misterio. Y solo tienes una vida para averiguar cómo funcionan. Una vida es nada. Si tu corazón se paga, no volverá a latir. Late rápido cunado hay miedo, pero también cuando hay amor. Va despacio cuando soñamos y palpita fuerte cuando lloramos. Tan fuerte que lo sientes en tus labios y en tus manos.

Podría decirse que me intrigan los corazones. Pero yo solo tengo uno. Y no es justo, solo uno y solo uno tendré por el resto de mi vida. Tampoco es justo que no se enfoque en su única misión que es llevar sangre y oxígeno a todo tu cuerpo. ¿Por qué se tiene que molestar en decirnos que es lo que sentimos?

El corazón es débil. Prueba de eso es que lo tienen que proteger, en todos los sentidos y todo el tiempo. No por nada él se oculta en una caja torácica entre dos suaves pulmones. Y aun así, el muy hijo de perra siempre se rompe.

Yo creo que nací con el corazón roto, o tal vez crecí con un corazón roto. Tal vez y por eso era tan fácil entregar mi corazón. Yo nunca lo aprecie, porque siempre estuvo allí solo para poner lágrimas en mis ojos. Solo lo podía sentir cuando dolía. Como cuando vi su sangre en el suelo y nunca pude hacer nada. Como cuando esas palabras lo cortaron y nunca pude hacer nada. Como cuando me convencieron de que igual yo no servía para nada, que era completamente inútil, y nunca pude hacer nada. Como cuando la rabia ardía más que los golpes que me acababa de dar y nunca pude hacer nada. Me quede quieta he impotente todas y cada una de esas veces. Como cuando tuve que decir, adiós. A pesar de que no quería.

Nunca pude sentir mi corazón cuando los conocí, y sonreí. Nunca pude sentir mi corazón cuando me regalaron el primer <te quiero>. Solo lo saboreé. Nunca pude sentir mi corazón cuando ellos lo llenaron de luz, Y solo confié. Cerré los ojos y salte al vacío. Lo importante era la caída ¿no? El amor es esa caída y estrellarse es ahora. Cuando dices adiós.

Yo quería vivir esa caída, creí que tal vez y sentiría que volaría. Creí que tal vez y mi corazón se curaría. Y sí, parecía sanar. Y sí, ese salto parecía volar. Pero el suelo apareció demasiado rápidamente ante mis ojos y es vuelo termino aun más rápido de lo que empezó. Toma nota. No se puede volar sin alas y no se puede sentir sin corazón. No puedes vivir sin él. No me mires a mí, yo no puse las reglas, ni si quiera las entiendo. Mírate a ti. ¿Siente lo que yo? ¿Lo has sentido antes? Se llama crecer y sí, duele como el infierno. Pero ni tú ni yo podemos cambiar esas reglas. Solo podemos sobrevivirlas. Sé que quizás y no te importa, te diré que aprendí.

Mi corazón no es inútil, me mantiene viva y es capaz de sentir una inmensa gama de emociones con todos sus tonos y colores. Con todo y sus gradientes y variaciones. Jamás había tenido la oportunidad de usarlo para algo que no me doliera y por eso sentía que estaba roto. Porque nadie me había enseñado a sentir algo más. Hasta que ellos llegaron. Pero, todo acaba, incluso si deseamos que no sea así. Aprendí que tienes que respirar, aunque ya no lo quieras. Respira y sigue. Y te diré porque. Por qué esa sensación de saltar al vacío es jodidamente adictiva y vas a querer hacerlo de nuevo, una y otra vez. Porque somos humanos y siempre tendremos la esperanza de que en una de esas caídas al fin lograremos volar.        

Just... I don't  knowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora