Estaba muy nerviosa. No sé si sería por el viaje o porque mi madre no paraba de presionarme. No sabía qué ponerme en la maleta; mi madre no quería que guardara toda mi ropa por si la perdía o se me estropeaba y tuviera que renovar el armario entero, como si todavía fuera una niña pequeña. No hacía más que entrar y salir de mi habitación diciéndome que me diera más prisa, que el avión no se preocuparía en esperarme, que no se me olvidara meter la bolsa de aseo, que me duchara todos los días, que no me fuera con ninún italiano, que aunque los italianos sean muy guapos todavía no tengo edad para salir con nadie (creo que alguien que acaba de terminar el bachillerato ya tiene edad para eso), que comiera bien en los restaurantes italianos, que no me separara del guía italiano... Le había dado con los italianos.
- ¡Cariño, el pantalón de rayas todavía sigue con la mancha! ¡No creo que pueda lavarlo antes de irnos!- gritó mi madre desde la terraza.
- Da igual, si por un pantalón menos...- dije con desgana.
- ¿Qué dices, cariño?
- ¡Que da igual, que por un pantalón menos no pasa nada!
Era mentira, el pantalón de rayas es mi preferido, pero no era momento para poner más nerviosa a mi madre.
- ¡No te entiendo!
- ¡Que da igual!
- ¡¿Qué?!
Mi madre me estresa. Cerré la maleta y la dejé en la puerta de casa. Me acerqué a la terraza y le dije a mi madre que no se preocupara por el pantalón. Por fin me entendió y lo dejó en un barreño.
- Bueno, pues creo que ya está todo- dije para mí misma- Mamá, ¿cenamos ya?
A modo de respuesta me dio dos tenedores y dos cuchillos y me indicó que los pusiera en la mesa.
- Hoy- me dijo mientras servía la sopa en dos platos- te acostarás a las nueve y media para que mañana a las seis estemos listas para recoger a Bea e irnos al aeropuerto lo antes posible. ¡Ay, Elena, cariño, qué mayor te has hecho en tan poco tiempo! ¡Si hace dos días estabámos tu padre y yo- cuando dijo "tu padre" muchos recerdos machacaron mi memoria, y ninguno de ellos bueno- cambiándote los pañales y haciéndote papillas, y ahora estás a punto de hacer tu viaje de fin de curso y convertirte en una señorita universitaria, casarte con un buen hombre, tener hijos, formar una familia, trabajar para mantener a los tuyos,...
-¡Mamá!- la corté antes de que me abrumara más- ¡se te queman los pimientos!
Mi madre es así. Muy... familiar. A veces, demasiado. No se entera de que a las adolescentes de 17 años lo último que les interesa es casarse, formar una familia y trabajar para mantenerlos. Lo que nos interesa son... otras cosas. Los chicos, por ejemplo. Salir con las amigas, ir de fiesta.
Por fin empezamos a cenar, y me fui sin tomar postre, a lo que mi madre achacó que quería perder algun kilo. "Mama, me veo estupenda, tu no te preocupes" fue mi respuesta. Y me fui a la cama.
* * *
Llegamos al aeropuerto dos horas y media antes de que el vuelo saliera. Enseñamos el pasaporte, facturamos las maletas y nos despedimos de mi madre con muchos besos. Nos fuimos con nuestros compañeros, que ya estaban sentados con el tutor de cada clase esperando a que llegaran las diez menos cuarto y embarcáramos hacia Verona. Bea y yo le hicimos unas cuántas preguntas sobre el vuelo a Marcos, nuestro tutor, porque nunca habíamos ido en avión. Luego buscamos a nuestro grupo de amigas y nos pusimos a hablar de todo lo que haríamos durante estos dos meses en Italia. ¡Todo era tan emocionante! Marina y Daniella intentarían buscarse algún novio y Bárbara y yo nos centraríamos en aprender italiano. Somos las más estudiosas de las "Cruces" (nos habíamos puesto ese nombre porque los profesores decían que era una cruz dar clase con nosotras, lo sé, estúpido), y sin embargo Bea saca mejores notas que yo sin estudiar nada. Qué capulla. Pero me alegro por ella, es mi mejor amiga. Y Dani, bueno... digamos que ella es un caso aparte. Nunca ha pasado de un cinco y medio en un examen pero se esfuerza muchísimo.
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Jugar puede ser peligroso (Cancelada)
RomanceCuando un amor es imposible, es imposible. Pero no siempre muere en el olvido. Algunas veces se cumple, cuando las personas involucradas luchan por él, por mantenerlo. Cuando el atractivo italiano, creído y arrogante Evan ve aparecer por la puerta...