Adelanto Capítulo 9. Malas noticias.

20 2 0
                                    

EVAN

No pude dormir en toda la noche. Estuve pensando en Elena, en lo que me había dicho horas antes. Y sobre todo en el beso entre Bruno y ella. No me entraba en la cabeza que pudieran esta juntos. ¿Ellos dos? ¿Enserio? ¡No, joder, no! Tenía que hacer algo para evitarlo cuanto antes. Pero, ¿por qué me pongo así?, pensé. No sé, pero lo que estaba seguro era que eso no podía quedar así. Iré a la habitación de Elena y lo solucionaré todo. 

ELENA

Cuando llegó la noche todo era silencioso. Me sentía muy sola en esa habitación. ¿Dónde estarán Bruno y mí tutor? ¿Es que se han olvidado de su pobre e infeliz alumna?, pensaba. De repente recordé lo que le había dicho -gritado- a Evan. A lo mejor me había pasado poco. O mucho... Tampoco estaría tan mal, él es un proponente que se cree el centro del mundo, seguro que estaría hablando con sus múltiples "novias" haciéndose el fuerte después del accidente. Intenté dormir unas horas antes de que m operaran, aunque eso me resultara casi imposible; todo mi cuerpo temblaba como si de una batidora me tratase. Después de una hora conseguí conciliar el sueño.

... Estaba en un campo en el que sólo había tumbas. Era un lugar tenebroso, oscuro, intimidante. Me encontraba sola, y con una única túnica como ropa. Estaba muy perdida y en mi mente sólo se reproducían cadáveres. Comencé a caminar tropezando a propósito con todas las tumbas que se me cruzaban. Una se abrió rápidamente, y de ella salió una grande, gorda y babosa vaca...

¡Ay! Me desperté sudando, ese sueño había sido muy extraño. Miré el reloj. Las cinco de la mañana, todavía podía dormir unas horas más. Al cabo de un rato volví a dormirme.

Él ruido de los carritos de las enfermeras pasando por los pasillos me despertaron. De pronto recordé que estaba a punto de entrar a quirófano. Dios mío, qué nervios. ¿Y si se equivocan y en vez de colocarne la cadera me la fastidian aún más? ¿Y si me quedo paralítica para el resto de mi desamparada, absurda y fugaz vida? ¿Y... y si me muero? Estaba muy nerviosa. Demasiado nerviosa diría yo. Pero ¿quién no está así justo antes de una operación? Al menos yo. Encima estaba sola en la habitación, con mis brazos conectados con unos cables a una máquina que no paraba de hacer ruido. Sólo faltaba media hora para que me operaran.

- Uf... ojalá venga alguien ya. No aguanto más así- dije en voz alta.

Sí, últimamente hacía eso a todas horas, no dejaba de hablar sola.

Mi puerta se abrió dejando ver a un Evan cansado y despeinado.

Jugar puede ser peligroso (Cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora