Narra Garu.
Pensé por un momento en la cara que tenia Pucca esa noche en el restaurante, lucía decaída y definitivamente me estaba ignorando. Me pregunto porque no puede ser así todos los días, ¡jhmp!. Reí para mis adentros.
<<como si eso fuera posible>>
Me recosté por fin y me dispuse a dormir, pero no sé porque había algo que aún me molestaba y me mantenía despierto...
Mio se pegó a mi pecho y comencé a acariciarlo, cuando escuché un canto, una nana que no habia escuchado en mucho tiempo.
A pesar de sólo haberla escuchado una vez, la recordaba bien. Me pregunto que habrá sido de esa chica que estuvo conmigo entonces... Justo en ese instante la melodía paró y reaccioné, tenía que encontrarla si es que estaba cerca. Pero al abrir la puerta, no había nadie...
Extrañado y con una impotencia más fuerte que nunca me fui a la cama obligandome a dormir.Esa noche soñé con ese fatídico momento, y luego Pucca... Llorando...
Desperté con una presión enorme en el pecho, acompañado de un muy mal presentimiento.
Me levanté e hice el desayuno como de costumbre y me senté a comer. No sin antes compartir con Mio un poco de comida, claro.
Justo iba a dar la primera cucharada tocaron a la puerta.
—¡Garu!, ¡Garu!
Era Abyo y sonaba algo desesperado, así que di un Respingo y salí a abrir.
—Garu, necesitamos tu ayuda. Pucca no está por ningún lado y necesitamos ayuda para buscarla por los alrededores.
La sorpresa invadió mi sistema en cuestión de segundos, ¿Pucca?, ¿Pucca en serio había desaparecido?. Eso era algo inconcebible para mí...
Respondí a Abyo con un movimiento afirmativo de mi cabeza y entre de nuevo para cambiarme. No tomó mucho tiempo alistarme, así que salí corriendo. Abyo ya me esperaba, entonces partimos hacia las afueras de la aldea, él recorrió parte del bosque y yo registré sólo los alrededores.La imagen de Pucca la noche anterior no dejaba de rondar por mi mente, pues nunca la había visto tan apagada. Mientras buscaba desesperadamente vi una y otra vez su rostro desganado, hasta que a mi mente llegó solo una imagen que no estaba del todo seguro que fuese real; Pucca estaba llorando.
Me detuve en seco entonces, pensé en todas las razones posibles por las que pudiera estar así, pero no encontré ninguna...Después de unas horas de buscar, finalmente regresé a la aldea y me pasó por la mente ir al restaurante de sus tíos. Guardaba aún la pequeña esperanza de que hubiese regresado, aunque no fue así.
En una de las mesas más grandes estaban los tíos de Pucca: Ho, Linguini y Dumpling. Estaban acompañados por Ching, miraban algo en la mesa con suma tristeza.
Me acerqué lentamente para ver lo que ellos miraban, sinceramente me sorprendió ver tantas fotos, peluches y de más cosas con mi rostro.
—Eran de Pucca...
Dijo Linguini.
—Supongo que sabes lo mucho que te quería.
Me miró Ho.
—Las encontramos en la basura esta mañana... Antes de darnos cuenta de que Pucca ya no estaba, incluso Yani está aquí.
Finalizó Dumpling.Al ver todas esas cosas ahí, sus cosas, con mi rostro, me di cuenta de que desde que Abyo fue a mi casa había estado sintiendo una presión en mi pecho muy fuerte, por un momento incluso pensé que un agujero lo perforaria.
—¿No has encontrado algo?.
Me pregunto Ching con los ojos llorosos. Respondí que no bajando mi cabeza, sintiendo un nudo en mi garganta que me dificultaba respirar.
Camine frustrado hacia la salida decidido a seguir buscando, cuando Abyo entró en el restaurante.
Todos nos sorprendimos, puesto que venía mal herido y cuando cruzó la puerta simplemente se dejó caer. Corrí a su lado y sostuve su cabeza, todos se acercaron y preguntaron que había pasado, también estaba intrigado, ya que el también tenía la misma tarea que yo.
—Es... T-Tobe. Sus ninjas se marchaban para cuando llegue, aunque llevaban algo... O a alguien con ellos. Intente frenarlos, pero no pude con Tobe, no pude... Así que se marcharon, cuando estaba a punto de irme, vi el liston para el cabello de Pucca y pienso que quizás ellos sepan algo.
Al escuchar su nombre y lo que posiblemente había hecho, sentí mis mejillas arder de la rabia y la ira correr por mis venas.Corrí en. Dirección a la casa de Tobe, ese desgraciado tenía a Pucca. Podía sentirlo...
Al llegar derribe la puerta y me adentre en el interior, pero para mi sorpresa la casa estaba vacía.
Busqué por todos lados un indicio de Pucca, pero no había nada. Una vez cerré la puerta de lo que había sido la casa de Tobe, me encontré el otro listón para el cabello de Pucca, ahora estaba claro; se habían ido con ella...Enojado llegue a casa, puse los dos listones en mi mesa y me senté un momento, necesitaba un respiro.
Comencé a calmarme después de un rato y de pronto, sin aviso, una lágrima cayó de uno de mis ojos. No entendí porque me sentía así, debería estar aliviado de por fin poder tener algo de paz. No, pero no así... Por sobre todas las cosas jamás deseé que le pasara algo a ella.Pasaron un par de semanas y me encontraba en el restaurante Ya-Yang, justo en el lugar en que ella había comido esa noche. No podía dejar de recordar sólo ese instante en el que la vi llorar por primera vez; se me partió el alma.
El asiento estaba cerca de la cocina, por lo que podía escuchar a los chefs susurrar.
—Les fallamos... Juramos protegerla y ahora ni siquiera sabemos donde pueda estar.
Se lamentó Ho.
—Pero no nos rendiremos...
Protestó Linguini.
—Me duele tanto pensar en el asesinato de sus padres, lo mucho que sufrió y... ¿Porque no lo notamos antes?.
Dumpling sollozó.
—No olvides que Garu estaba ahí también, él sufrió tanto como Pucca.
Le recordó Linguini.
—Pero si se tenían uno al otro, ¿entonces porque?. Si Garu compartió esa fatídica noche con ella y entiende su dolor, ¿Porque no está aquí?....
<<¿yo? >> me quedé pensando un momento. <<¿Porque yo?>>…De regreso a casa me puse a pensar; si Pucca es la niña que me acompañó esa noche, ¿entonces fue ella la que canto esa nana la noche que desaparició?...
Continuará....
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Lo que nunca dije...
FanfictionEl amor, cuando se tiene es la más hermosa sensación que puedes sentir. Incluso si no es correspondido muchas veces se puede esperar y aguantar un sin fin de situaciones, que por más incomodas que sean, seguimos ahí. Pero todo tiene un límite, ¿no...