Narra Pucca.
Decidí ponerme el kimono que Tobe compró para mí. Mientras lo hacía comencé a recordar aquellos días en los que solía estar a su lado.
Sentir esa calidez a pesar de estar a metros de distancia, verlo hacerse más y más fuerte cada día, sonreír y festejarse a si mismo por cada logro... Y de vez en cuando, permitirse sufrir en silencio por sus padres.
Recuerdo cómo me conmovía el corazón verle recobrar fuerzas depués de esos momentos tan dolosos y llenos de un rojo carmesí.
Él es tan fuerte... Tan fuerte que a veces me abrumaba el hecho de no poder serlo también...
Sin poder evitarlo las lágrimas salían por su cuenta. No puedo más con esto; siento cómo estos sentimientos se desbordan lentamente... Duele.
Lentamente me acerqué a la puerta y coloqué sobre ella la palma de mi mano. No podía comunicarme...
No, sí puedo.
A paso veloz me acerqué a la mesa, donde Tobe, en un gesto de amababilidad, me habia dejado tinta, pincel y un pergamino. Escribia las letras tan rápido cómo mi destreza me permitía, y es que sentía que si me demoraba de más, pronto me arrepentiría de mi desición.
De nuevo me acerqué a la puerta, pero ahora con el pergamino en mano. Un par de golpes bastaron para que el ninja me revelara una pequeña fracción del exterior, con sus facciones expectantes en busca de una respuesta que justificara mis acciones, fue entonces que le entregué el pergamino sobre el que acababa de escribir.
El ninja leyó rapidamente y me miró de vuelta.
—Tome en cuenta que deberá ser escoltada en todo momento, ¿aún así desea continuar?.
Con un movimiento leve de cabeza afirmé.
El ninja hizo una señal con las manos y entonces vinieron cuatro más, me dio paso para que pudiera salir de la habitación. Un poco anonadada observé como los ninjas se colocaban alrededor mía, dos enfrente y tres atras. Enfrente iba el ninja que custodiaba mi puerta, parecía un buen tipo.
Cuando todos estuvieron listos me miraron expectantes, preparados para cuando comenzara a moverme.
Nos encontrabamos al fondo de un pasillo, tras seguir el curso de este, pude divisar a mi costado derecho una salida que mostraba un camino hacía un hermoso jardín por la izquierda y más entradas a otras partes de la casa.
Al salir hacia ese punto medio opté por ir hacia el jardín, ninjas que hacían sus rondas de vigilancia me miraban detenidamente, a algunos se les ponían las mejillas sonrosadas. Supongo que ed por el kimono; sin poder evitarlo se me escapó una sonrisa de la comisura de los labios.
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Lo que nunca dije...
FanfictionEl amor, cuando se tiene es la más hermosa sensación que puedes sentir. Incluso si no es correspondido muchas veces se puede esperar y aguantar un sin fin de situaciones, que por más incomodas que sean, seguimos ahí. Pero todo tiene un límite, ¿no...