Capítulo uno

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En la actualidad...

A veces extraño al viejo Joseph... Al que solo le importaba poder leer un buen libro en las tardes o estar rodeado de sus mejores amigos todo el día para escuchar música y salir un rato, cuyo futuro sería obtener una beca al extranjero, conocer diferentes ciudades y culturas. Me pregunto qué pensaría ese niño sobre la persona en que me he convertido ahora...

¿Estarías orgulloso?

Si me hubieran dicho que las murallas serían un hermoso conjunto para las fronteras en los países, hubiera escupido miles de sandeces ante esa idea. No creía en el los infiernos personales, ni en los domos aislantes...

Nadie predijo que caerían precisamente en ese concepto, no supe que nos llevó a todo aquello; parecía estar inconsciente de las cosas que pasaban a mi alrededor. De un abrir y cerrar de ojos la vida cambió para todo ser viviente, en una cadena de supervivencia todos aquellos que estábamos en ella teníamos que preocuparnos por dos cosas: Los Círculos que dominaban el mundo y los demonios que los acechaban.

¡Verde... verde... verde...! Soltó aquella voz en mi cabeza.

Era lo único que nos rodeaba, cómo si la naturaleza se sirviera a favor del estúpido veneno, no la culpaba; fuimos los humanos que maltratamos todo el medio ambiente, y ahora ella simplemente reclamaba lo que le perteneció desde el principio, pero lo que más me molestaba; es lo increíblemente hermoso que se miraban los lugares cuya vegetación predominaba en medio de todo el caos, muchos esperaban que fuera el desierto que devorara el planeta pero hasta donde mis ojos podían alcanzar a ver, la naturaleza renacía desde las profundidades.

¡Los recolectores buscaban personas, no plantas! idiota. Acunó de nuevo la vocecilla en mi fuero interno despertándome de mi hipnosis.

—¡Cole! —¿Encontraste algo? — expuso la voz de Timothy a mis espaldas, giro para serle frente, tenía una línea gruesa y oscura por cejas, que estaban fruncida al ver mi pequeño descanso de todo, estaba tan sumido en el paisaje que olvidé por completo lo que estaba haciendo. Hice una seña para negarme y avancé en busca de provisiones. —Mantente cerca, no sabemos si hay demonios rondando.

—Está bien. — solté con voz de hilo y avanzando hasta la cocina de la habitación.

Sus ojos me siguieron cuidadosamente mientras me salía del cuarto. Cuando se trataba de salir al exterior se tornaba muy posesivo y controlador, como si la vida de todos recayera en sus hombros, me llevaba cuatro años, y por donde nos encontrábamos al parecer la edad es una influencia grande para dictaminar las leyes.

Avancé como se me ordenó hasta la alacena para buscar cosas enlatadas. Antes de conocerlos me consideraban un impuro, o eso escuche entre susurros, los impuros eran personas que no tienen hogar o vinculo establecido; en otras palabras, insurgentes que no querían seguir las reglas de los círculos dominantes, sin lugar al que pertenecen, simplemente sobreviven en este nuevo infierno. En cambio, ellos vivían en un pequeño pueblo a las afueras de la ciudad, ¡Los sobrevivientes! Se decían a sí mismos como pequeñas poblaciones o grupos de ellos que trataba de restablecer una pequeña normalidad en medio del caos, gracias a estos ya no me aprendía el nombre de los lugares donde me encontraba; de esa forma evitaba tener ese sentimiento de pertenencia que tanto añoraba. Lo único que tenía que rondar en mi cabeza es la cercanía de los Círculos de Eva, los verdugos, los Coleóptera y los sobrevivientes que eran los cuatro cercanos de los siete que dominaban el mundo que conocía...

Escarbé entre los cajones de la alacena sin éxito alguno, comenzaba a cansarme. Había buscado en diez habitaciones de lo que parecía ser un hotel viejo sin éxito alguno. Suspirando dejé caer mi cuerpo al suelo cuando mi vista se iluminó de pura emoción.

IMPUROS (Mata, Huye y sobrevive) editando.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora