seis; nuestro pequeño escondite

15.4K 2.2K 149
                                    

+

La semana pasada había sido increíble para Misty. A pesar de que la gente le estaba dando un mal rato aquí y allá, todavía se sentía feliz.

Sabía que era debido a Michael, porque desde que se hicieron amigos y empezaron a hablar sentía como todo si su mundo se volteó de cabeza.

No sabía qué pasa con Michael que hacía su corazón sufrir, literalmente, pero tal vez era su extraña elección de los colores de pelo, o tal vez era su obsesión con coleccionar de tarjetas de regalo y nunca utilizarlas. Tal vez era la forma en que siempre podría complementar los ojos de Misty, diciendo que eran los ojos más bonitos que había visto jamás.

O tal vez solo era él. La forma en que hablaba, caminaba, respiraba. Misty había apreciado cada momento que habían compartido y todavía lo hacía, por lo feliz que la hacía sentir.

Michael todavía hacía a Misty sentir un mar de angustia en el fondo y la hacía entrelazar sus dedos mientras jugaba con ellos.

Pero el nerviosismo no era tan grande como la felicidad que la hacía sentir.

No obstante, todavía se sentía como si lo estuviera molestando y estaba preocupada. No quería quedar atada a él y hacer que se sintiera extraño con ella. En realidad, tenía miedo de que eso ocurriera.

Pero Misty no sentía nada más que tristeza completa todo el día de hoy. Michael la ignoró todo el día, ni siquiera fue para molestarse en mirarla.

Misty sintió como si estuviera molesto con ella y que no quería tener nada que ver con ella. Se dijo que estaba pensando demasiado en todo y que solo estaba creando teorías en su mente, pero no podía evitarlo.

No tenía ganas de ir al sótano hoy.

Regularmente, los dos leerían mientras comen galletas saladas; algo a lo que era prácticamente adicta por alguna razón.

Pero fue al sótano y se sintió confusa y cálida tan pronto como entró.

Se sorprendió cuando vio las bonitas luces que colgaban por todas partes. Cuando él las trajo no podían encontrar manera de encenderlas, suponiendo que no funcionaban.

Había un montón de libros que nunca había visto antes, todos mitológicos.

Había dos pufs; uno rojo y otro verde. Un par de botellas de soda y también latas. Michael estaba sentado en el puf verde con un libro en su regazo.

Los pensamientos acerca de que no le gustaba se fueron volando. No le importó más, estaba demasiado ocupada admirando el lugar.

―Hey, Misty.

Se sentó en el otro puf, sonriendo.

―Hola ―murmuró.

Michael se puso de pie, mirando el lugar.

―Este es oficialmente nuestro pequeño escondite.

+

dyslexia ☹ m.c. (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora