diez; regaliz y Dr. Pepper

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Michael había estado notando cómo Misty había estado actuando últimamente y no le gustaba eso. No le gustaba lo triste que se había puesto de repente.

Tenía miedo de que pudiera ser por él, pero lo dudaba. Últimamente había estado pasando con ella y en su familia y Michael no quería involucrarse, al darse cuenta de que solo causaría más problemas.

La cosa es que había empeorado. Ella rara vez respondía sus llamadas y sus mensajes, y cuando lo hacía, sonaba muy miserable.

Michael decidió ir a la casa de Misty para poder animarla, aunque era riesgoso si su familia estaba en casa. Ella ha mencionado que su familia odiaba a la gente que iba más de una vez.

Cogió su teléfono y lo metió en el bolsillo trasero antes de salir de su casa, encendió el coche y condujo hasta donde su la casa se encontraba.

Aparcó el coche en la entrada y salió con la esperanza de que Misty estuviera en casa. Ella por lo general estaba así que no tenía que preocuparse mucho.

Tocó el timbre de la puerta dos veces, Misty abrió lentamente la puerta y sonrió débilmente cuando lo vio.

―¿Qué estás haciendo aquí? ―dijo ella después de que entró.

―Te extrañé, supongo ―le respondió.

―Me siento halagada ―dijo, la burla y el sarcasmo evidente en su tono. Él se rió un poco mientras ambos subían las escaleras entrando en su habitación y era su primera vez viéndolo. Por lo general se quedaban abajo.

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―Bueno, una vez vomité en un baño público y había como once personas allí. Lo vergonzoso es que vomité en el suelo, no en un sanitario ―dijo ella mientras tomaba un bocado de regaliz.

Michael se encogió y luego se echó a reír. Estaban bastante aburridos por lo que contaban un par de momentos embarazosos que les sucedieron para drenar el aburrimiento.

Eran las cuatro de la mañana y, sorprendentemente, no estaban cansados. Los dos tenían las piernas cruzadas sobre la cama de Misty, con regaliz y Dr. Pepper entre ellos.

Esto solía ocurrir cuando se encontraban. Se quedan levantados hasta las horas de la madrugada, riéndose de todo, porque honestamente ¿qué no es divertido a las cuatro de la mañana?

―Michael, me estoy cansando ―dijo, un bostezo escapó de sus labios.

―¿Quieres que me vaya? ―preguntó, cubriendo sus manos con las mangas del suéter después de alborotarse el pelo.

―No, quédate―dijo simplemente y él sonrió y asintió con la cabeza.

Se dio cuenta de que Misty estaba bastante animada y alegre hoy, pero no sabía por qué. Eso lo hizo sonreír. Le gustaba cuando era optimista, teniendo en cuenta lo abatida que había estado.

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dyslexia ☹ m.c. (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora