siete; percy jackson

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La última vez que Misty y Michael pasaron el rato él le habló de esta biblioteca que está a solo unas cuadras de distancia de su casa y que también cuenta con una pequeña cafetería.

Dijo que el lugar estaba lleno de libros increíbles y eso es lo que la hizo quedar de acuerdo con ir allí con él.

Los dos estuvieron de acuerdo en ir allí el viernes después de la escuela así que el lugar estaría completamente vacío.

Misty se sentía un poco nerviosa sobre hoy y no sabía porqué. Había estado saliendo con Michael cotidianamente en la escuela, sin sentir mucho nerviosismo, pero de repente sintió que ya no quería ir.

Se dirigía hacia la biblioteca ahora, después de la escuela y estaba mentalmente tratando de recordar las direcciones que Michael le dio para que llegara a la biblioteca.

Las escribió porque pensó que eran casi imposibles de recordar en su cabeza, pero le gusta desafiarse a sí misma. No se quería sentir estúpida nunca más.

Caminó hacia la casa de Michael y comenzó a caminar a la biblioteca a partir de ahí, lo encontró realmente fácil. Se sentía orgullosa de sí misma sabiendo que no tenía que leer las instrucciones para que las supiera realmente.

Unos minutos más tarde se encontró con la biblioteca y sonrió mientras caminaba adentro.

Michael tenía razón, estaba vacío. Solo había un bibliotecario y alguien de pie junto al mostrador de la tienda de café. Dejó caer su mochila abajo y sacó una silla, sentándose.

Michael y Misty habrían caminado juntos, pero Michael dijo que tenía que hacer una parada rápida en casa de un amigo para conseguir algo, pero no sabía que a él le iba a tomar tanto tiempo.

Suspiró, pero luego sonrió ampliamente al ver a Michael entrar en la librería. Él la vio y se dirigió hacia ella, sonriendo.

―Hey ―saludó, sentándose. Se dio cuenta de que tenía un libro delante de ella, un libro de mitología japonesa, El Viento Negro, escrito por F. Paul Wilson. Michael recuerda que le sugirió el libro hace un tiempo y le entregó su copia del libro hace dos semanas―. ¿Has terminado de leerlo? ―preguntó, y ella asintió con la cabeza.

―Sí, lo hice. Ya sabes, las novelas son mis favoritas ―dijo, recogiendo la novela de La Segunda Guerra Mundial.

―Bueno, es por eso que te lo di―dijo y se rió.

―El café aquí es asombroso, por cierto ―dijo, mirando a la tienda de café. Ella se encogió de hombros.

―No me gusta el café ―dijo. Lo cual era cierto, lo odiaba. Prefería el té.

Los ojos de Michael se agrandaron.

―¿Cómo puedes odiar el café?

Ella se encogió de hombros.

―No sé, solo sabe mal. Lo odio.

Los dos pasaron cuatro horas en la biblioteca, hablando de Matsuo Okumo y John E. Hall. Michael también la hizo tomar un sorbo de su café el cual escupió en la mesa y tuvieron que limpiar.

Mientras que los dos estaban leyendo un ejemplar del libro de Percy Jackson, Mar de los Monstruos, Michael tomó la mano de Misty. Ella estaba un poco sorprendida, pero actuó como si no se estuviera sonrojando jodidamente demasiado.

Solo veía a Michael como un amigo y pensó que Michael también lo hacía. Estaba confundida.

Pero no había manera en el infierno de que a Michael le gustara ella. Ella era Misty, una tímida chica disléxica.

Pensaba que su trastorno le definía, eso no era lo que pensaba Michael.

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dyslexia ☹ m.c. (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora