Clarke Griffin avanzó hacia su asiento en la tribuna de prensa. El Melbourne Concert Hall estaba lleno hasta los topes y los aplausos eran ensordecedores. La banda telonera, un grupo de blues compuesto de mujeres, acababa de terminar su actuación y estaba saliendo. Parecía que había dejado al público preparado para el acontecimiento principal. La tribuna recorría todo un lado del escenario. Clarke vio que el fotógrafo que le habían asignado estaba en el otro extremo y lo saludó con la mano. Cuando se sentó en su butaca, el aplauso se apagó para dar paso al clamor entusiasta de miles de voces.
Se encendieron las luces de la sala y Clarke miró a su alrededor. Los espectadores se agitaban en los asientos, llamaban a sus amigos, reían y hablaban en voz alta. La expectación electrizaba el ambiente. No se sorprendió al ver que casi la totalidad del público era femenino; todo el mundo sabía que la mujer a la que habían ido a ver aquella noche era lesbiana.
Era sábado por la noche y se celebraba el primer concierto de la gira por la costa este de Australia de la famosísima cantante de rock estadounidense Lexa Woods.
Las luces se empezaron a atenuar y en el auditorio se hizo el silencio. Cuando la iluminación desapareció por completo, el escenario se fue tiñendo de rosa lentamente. Unos haces de luz de un azul intenso bañaron el telón de fondo, trazando rayas en el rosa, y el humo artificial le dio un aire brumoso al ambiente. A los lados de la luz tenue, Clarke podía ver a los músicos, la batería, los teclados y las guitarras relucientes. De repente, un potente foco iluminó el centro del escenario y apareció Lexa Woods.
La multitud se volvió loca; las mujeres saltaron de sus asientos, gritando y vitoreando. Lexa abrió los brazos y se quedó quieta, sonriendo, durante un par de minutos, como si estuviera esperando a que se calmaran.
Clarke había visto fotos que retrataban a Lexa Woods como una mujer atractiva, pero estaba claro que ninguna le había hecho justicia. Tenía el pelo castaño caramelo, bastante corto por los lados, un poco más largo en la nuca, y aún más largo y tupido por arriba, y le caía por la frente con un provocativo estilo, natural y revuelto. Lucía un bonito bronceado y su piel parecía radiante. Llevaba unos pantalones negros ceñidos, de viscosa brillante, y una chaqueta suelta a juego, arremangada de manera informal. La chaqueta estaba abierta y dejaba ver la parte superior de un bikini de color fucsia. Tenía un cuerpo espectacular, y Clarke llegó a la conclusión de que era una mujer muy sexy.
-Hola a todos. Me alegro mucho de estar aquí -dijo Lexa, y el público grito más aún. Tenía una voz grave y seductoramente ronca, con un leve y aterciopelado acento sureño.
Unos segundos después, el grupo hizo sonar la introducción de Take a Chance, su último éxito, y empezó el espectáculo.
A medida que se desarrollaba el concierto, Clarke se iba quedando cada vez más embelesada. Lexa tenía una voz potente y cargada de pasión. La actuación, enérgica, emocional y con un desenfado sexual subyacente, estaba perfectamente equilibrada por su calidez y su sentido del humor. Había momentos en los que Lexa tocaba la guitarra mientras cantaba, y otros, cuando cantaba una balada, en los que se paseaba por el escenario y parecía cantar exclusivamente para alguna de las mujeres que la adoraban.
Tenía un carisma enorme, y a Clarke no le pareció sorprendente que hubiera mujeres que se levantaban para acercarse al escenario. Algunas bailaban en los pasillos y el personal de seguridad se afanaba en bajar del escenario y contener a un grupo de admiradoras demasiado entusiastas. Parecía que Lexa se estaba divirtiendo, y el concierto duró media hora más de lo previsto.
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SOLO DIEZ DÍAS - CLEXA -
FanfictionClarke Griffin, periodista australiana muy reconocida en su país, está escribiendo un artículo sobre Lexa Woods, una cantante de rock norteamericana que confiesa públicamente su lesbianismo. Cuando Clarke ve a Lexa en concierto por primera vez comie...