𝒉𝒖𝒈𝒔? || 𝙨𝙝𝙤𝙪𝙩𝙤 𝙩𝙤𝙙𝙤𝙧𝙤𝙠𝙞

『๑7๑』

La joven de cabellos _____ estaba esperando, de brazos cruzados y con su espalda apoyada en el marco de la puerta, mirando atentamente al de orbes diferentes, la jornada había acabado, su primer entrenamiento básico de héroes estuvo, interesante, al parecer de _____.

—Sho-– Todoroki— pronunció con firmeza —No te tardes a propósito, necesitamos hablar, al menos yo lo necesito...— murmuró lo último, bajando la mirada, nuevamente un montón de pensamientos y recuerdos la invadieron, perjudicándola.

—Yo... Lo siento, pero no estoy listo para hablar contigo— dijo en un tono suave, al menos eso la consolaba, que él no usaba ese tajante y frío tono con ella como con el resto, trató de esbozar una sonrisa, no pudo.

La fémina sólo mantuvo contacto visual con el otro individuo —Entiendo...— se abrazó a si misma —Ojalá podamos hablar pronto...— sonrió melancólicamente, tal y como la hermana del chico le sonrió de pequeña, su respiración comenzó a incrementarse, y su vista a nublarse —G-gomen— se dio vuelta y trató de calmarse, inhalando y exhalando profundamente, controlándose con efectividad —Adiós, Todoroki— le vio de reojo, antes de alejarse de la puerta y emprender camino por el inmenso pasillo, dejando atrás al mitad albino.

Al pasar por esas majestuosas puertas, apresuró su paso, llegando a una pequeña plaza cerca del lugar, donde se dirigió a un árbol de gran tamaño y activó su kosei, deformando la madera de este para crear unos escalones, los cuales desaparecían al pasar ella sobre estos. Llegó a la copa del árbol, sentándose en una de las resistentes y voluptuosas ramas, observando cómo la naturaleza mostraba un espectacular alba.

Una. Dos. Tres, cuatro, fueron cayendo las lágrimas silenciosamente, tratando de controlar sus sollozos, era algo estúpido llorar tan seguido, al menos para ella, pero cada vez que recordaba algo que tenía que ver con el de hermosas heterocromáticas orbes, su corazón daba un vuelco, se estrujía, y dolía, siempre pasaba lo mismo.

Las horas fueron pasando, ni siquiera se dio cuenta de lo rápido que se le pasó el tiempo. Sus padres le vinieron a la mente, pensando que probablemente estarán preocupados, agarró su mochila y bajó de la misma forma en la que había subido, revisando que todo estuviera en orden, caminó con rapidez hacia su casa. Al introducir la llave y abrir la puerta, sintió dos presencias a sus lados, uno estaba más preocupado que el otro, o bueno, uno estaba molesto y el otro preocupado.

—Que bueno que estás aq-–

—¿Dónde estabas y con quién estabas? — le interrumpió el otro adulto, la menor tragó en seco, le daba algo de vergüenza admitir que lloraba desconsolabamente por su amigo de la infancia. Pero era exactamente lo que había ocurrido —¿Y bien?— enarcó una ceja, esperando la respuesta.

—Yo... Umm— trataba de buscar una excusa.

—Tienes los ojos rojos— su otro padre se le acercó aún más preocupado —Ay no, ¿Estuviste llorando?— preguntó con preocupación.

El de oscuros cabellos se le acercó, con una expresión más calmada —¿Es cierto hija?—.

Dijo lo primero que se le vino a la mente —¡C-claro que no!, me estaba drogando, s-si eso— rió nerviosa. Los dos la miraron con incredulidad.

—Ajá, dónde estabas, ¿En el árbol de la plaza?— su hija asintió, luego negó frenéticamente —Te acabas de delatar— esbozó una media sonrisa.

—Lo sé— hizo un puchero, encogiéndose de hombros, arrojó su mochila al sofá, luego se sentó en este mismo, dejándose absorber por los cómodos cojines.

—Shouto...— dijo ella, al mismo tiempo que sus padres, se sonrojó y los miró con asombro.

—Ya nos lo imaginamos— rió suavemente, ambos adultos se sentaron a los costados de la oji_____.