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Capítulo seis.

Habían pasado dos semanas desde que Eli había comenzado a juntar las firmas. Para su suerte le faltaban solo dos para conseguir casi doscientas, las chicas de ambos equipos: fútbol y porristas, habían ayudado a juntar las firmas. En aquellas dos semanas, Eli y Ruby, se habían hecho muy cercanas. Salían, se juntaban en la casa de la otra y se contaban sus secretos. Ruby era una excelente amiga y no la juzgaba por sentirse como lo hacía. En aquel momento ambas estaban esperando sentadas para entrar a hablar con el director. Era mediado de octubre, así que la mayoría de los alumnos estaban emocionados por Halloween y las fiestas que implicaban.

—Entonces, aquí se hacen tres fiestas, durante el 29, 30 y 31 de octubre. Cada curso tiene una fiesta con sus compañeros. Aunque a los de las de último año suelen ir algunos universitarios. –le explicaba Ruby-. Los anfitriones de nuestro año son Charlotte, Troy y Trevor. Claro está que no todos van, ellos tienen que invitarte. La verdad es que todos terminan yendo al menos a una fiesta. Las invitaciones saldrán entre hoy y mañana, así tendremos tiempo para conseguir disfraces. Yo creo que tenemos una invitación asegurada. –terminó de decir la pelirroja-. La de Trevor. Es obvio que te invitará, y bueno a mi también porque soy tu amiga.

— ¿Sí? ¿Por qué lo dices? –preguntó la chica, alzando una ceja. Ella sabía que Ruby quería ir especialmente a la fiesta de Trevor. La razón: Ruby estaba enamorada de Trevor desde hacía tres años.

—Porque Harry está loco por ti. –contestó Ruby-. Es obvio y Trev haría todo por su mejor amigo...

— ¡Ruby! –exclamó Eli, golpeándola en el hombro, lo que provocó que la pelirroja ría-. Te he dicho lo de Harry porque confío en ti, ¡no para que lo vayas gritando por todos lados! Además, no iré a ninguna fiesta. Sabes lo que pasó la última vez que fui a una.

—Lo sé... tu hermana y tu padre... -empezó a decir, a lo que Eli la calló con la mirada-. Ya han pasado dos años y medio, Eli, ¿no crees que deberías de probar ir de nuevo a una?

—No lo sé... Ha sido difícil... Bueno, es difícil. –dijo Eli, suspirando-. Lo pensaré. Ahora. Esperaremos a que el director nos llame... En silencio.

Ante aquel último comentario, Ruby rodó los ojos. Sólo pasaron unos segundos y el director se asomó por la puerta, para dejar pasar a las chicas a su oficina. Todo estaba igual que la vez anterior. Nada había cambiado. Eli y Ruby tomaron asiento. El director les sonrió.

—Entonces... ¿qué me han traído, chicas? –preguntó él.

—Las firmas. –contestó Eli, sonriendo-. Yo le dije que lo lograría, director. Así que, aquí está la petición. –dijo ella, entregándosela-. Hay casi doscientas firmas, por parte de las alumnas y alumnos.

—Sabía que lo lograrías, Eli. –dijo el director, con una sonrisa-. El siguiente paso es enseñarle esto al consejo escolar, esperemos que funcione.

—Eso espero yo también, director. –respondió Eli, antes de levantarse-. Muchísimas gracias, no sabe cuanto aprecio todo lo que está haciendo.

—No hay nada que agradecer, Eleonore. –contestó el director, negando con la cabeza-. No hay nada que me haga más feliz saber que todos los alumnos de ésta institución estén contentos.

Eli sonrió una vez más, para luego darse media vuelta, y junto a Ruby, salir del despacho del director. Caminaron hasta sus respectivos casilleros y tomaron las cosas para su próxima clase.

—Yo no puedo creer que su oficina este llena de cosas del equipo de los chicos y del nuestro no hay ni rastro. –soltó Ruby, con mala gana-. Es como si ni existiéramos para él... y menos mal que "quiere que todos estemos contentos en su colegio" si no le da importancia alguna a nuestros partidos, ¿has visto lo que son nuestros uniformes? A los chicos se los regalan. Nosotras no tenemos uniformes nuevos hace años... Es una vergüenza.

5 Cosas que Amo de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora