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Capítulo tres.

Al final del día, Eli, se dirigió a la salida del colegio, donde Harry le había dicho que la esperaría. Él estaba concentrado con el celular, que no se dio cuenta que Eleonore estaba allí hasta que ella carraspeó. Él se sobresaltó y sonrió al notar que ella se encontraba a su lado.

— ¿Lista? –le preguntó el chico, sonriendo, a lo que ella asintió-. Genial , vamos a mi auto, entonces.

Él caminó durante unos metros, seguido por Eli, hasta llegar al presunto auto. Eleonore abrió la boca en sorpresa al ver que era un AC Cobra color negro. Era un auto precioso, de la época de los '60 – '70.

— ¿Dónde conseguiste un AC Cobra, Harry? –preguntó, sorprendida. Ella conocía de autos viejos, ya que su padre solía llevarla a ferias de muestras de autos.

—Era de mi padre... -respondió él y alzó una ceja-. ¿Cómo sabes que auto es?

—Mi padre solía hablarme de ellos todo el tiempo... -dijo Eli, mientras se encogía de hombros.

Él sonrió y ambos subieron al auto. Ella seguía sorprendida. Era un auto de ensueño que jamás pensó que subiría. Harry manejó hasta su casa y cuando llegaron, se bajaron rápidamente. Eli no podía creer todavía que había andado en un Cobra.

Las veces que se habían juntado, Harry y ella habían ido a pie a todos lados. Él le había dicho que así disfrutaría más del ambiente. Nunca había conocido su casa.

Entraron a la casa de Harry, la cuál era grande, con dos pisos. También era toda al estilo de la de William; madera y piedras. Aquella casa era, para Eli, hermosa. Tenía un estilo vintage, de los '80, que la hacía única.

— ¡Mamá, llegamos! –exclamó el chico, mientras le hacía un gesto a Eli para que lo acompañe a la cocina. Ella lo siguió, y se sorprendió, una vez más, al ver lo hermosa que era aquella casa. Había una mujer, alta, esbelta, con el rostro muy parecido al de Harry, haciendo panqueques-. Mamá, ella es Eli. Eli, ella es mi madre, Karen.

— ¡Oh! ¡Encantada de conocerte, cariño! –exclamó la mujer, al momento que se daba vuelta-. Harry me ha contado tanto sobre ti...

Eli se sonrojó levemente y dejo que la mujer la abrace.

—El placer es mío... -dijo la chica, sonriendo.

— ¿Quieren panqueques? –preguntó Karen, sonriendo-. Harry prepara café con leche para ambos. Y luego, merienden, descansen, cuando terminen estudien.

Ninguno de los adolescentes se negó, así que eso fue lo que hicieron, durante media hora, en la cual Karen le hizo muchas preguntas a Eleonore. Ésta última, intentó evadir todas las referentes a su padre y hermanos. Una vez que terminaron, levantaron lo que habían utilizado y se dirigieron a la habitación de Harry. Ésta era tal cuál Eleonore esperaba que sea; espaciosa, con fotos de su vida colgadas por todos lados, una cama de dos plazas en el medio, un gran ventanal y muchos trofeos. Harry puso música de fondo y tomó su computadora. Ambos se sentaron en la cama del chico y comenzaron a buscar en Internet sobre el tema que su profesor les había indicado: La primera Guerra Mundial. Tenían que entregar un escrito, donde ellos debían explicar un tema, a su elección, relacionado con la Primera Guerra Mundial. Eleonor ya sabía de que quería hablar: La mujer. Le fascinaba hacer trabajos y darle el lado del feminismo, siempre podía ayudar al resto a entender porqué había que luchar por la igualdad del hombre y la mujer, porqué se llamaba feminismo y no igualismo, o como le quieran decir.

5 Cosas que Amo de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora