UN AÑO |Ukyo Ibuki y tú|

♦11° MES♦

||JUNIO||

Pleno verano en varios países en el mundo, incluyendo Japón. El día caluroso azotaba contra todos, ocasionando que fuesen a buscar algún refresco, alguna sombra o, simplemente, un lugar en donde bañarse.

Y eso habían hecho ellos.

—¡Aquí voy!— gritó con todas sus fuerzas el de cabellera roja, lanzándose desde una gran altura a orillas de un gran lago que se hallaba en el bosque.

—¡Bola de cañón!— a continuación, se arrojó el de piel morena, tomándose de sus piernas.

—¡A un lado!— seguido del de cabellos rubios con mechones negros.

—¡Ah!— exclamó entusiasta el último, el de ojos celestes, imitando la acción de los tres anteriores.

El agua salpicó para todos lados. No se habían divertido en un día caluroso así en un largo tiempo. Era fantástico. Se mojaban entre ellos, hacían guerras y demás cosas para pasar el rato.

Durante ese tiempo, la sonrisa de Ukyo Ibuki no se borraba. Era lo que más hacía sentir felices a sus amigos, ya que les daba a entender que estaba bien. Saber que ella volvería en casi un mes, le hacía sentir así.

—¡40 días no son nada si pasamos las tardes de esta forma!— exclamó entusiasta Xander, ya sabiendo cuántos días faltaban para que la novia de su amigo volviese.

—Sí— respondió sonriente el que parecía un ninja.

—Y, ¿ya sabes qué regalarle para su reencuentro?— preguntó Quon mientras surgía de abajo del agua.

—No lo había pensado...— dirigió uno de sus dedos a su mentón mientras miraba su reflejo, pensativo.

—Vaya pero qué novio eres— habló burlón Yugo, para al final soltar una gran risa.

Ligeramente, se sonrojó para salir rápido del agua, dejando a sus amigos algo confundidos.

—¿Qué pasa, Ukyo?— interrogó el apellidado Shakadera.

—Voy a ir a la ciudad a ver qué le puedo regalar para cuando llegue— anunció mientras tomaba sus pantalones y comenzaba la labor de vestirse.

—Aun es temprano para que los negocios abran— avisó Quon, mirándolo desde su lugar igual que el resto.

—No es que cuando vayas todos los negocios se abrirán mágicamente— dijo irónico el joven Nansui.

—Pero la caminata hasta allí es larga, así que aprovecho a ir ahora— dejando su campera de lado, alzó uno de sus brazos para comenzar a retirarse, moviéndolo de un lado a otro, dándoles la espaldas.

Se echaron una mirada resignada entre los tres que quedaban para decidir salir del agua. Se vistieron lo más rápido que pudieron para tomar sus cosas y corren a alcanzarlo, aunque lo hubiesen perdido de vista.

Si algo sabían bien de su amigo, era que no era el mejor dando obsequios. O le regalaría algo íntimo que la avergonzaría o algo que nunca en su vida necesitaría. Eso estaba seguro.

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También será publicado el epílogo ese mismo día, ¿qué pasará?

Besos ♥