Epílogo

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Miraba hacia todos lados, buscándola con la mirada a ella y/o a su familia. Sentía los nervios a flor de piel, estaba idéntico a cuando había sido la primera cita que habían tenido. Y lo ponía más nervioso saber que su avión debió haber aterrizado hacia ya diez minutos atrás.

Volvió a tomar asiento en una de las bancas, a la vez en que dejaba reposar el regalo sobre su regazo. Estaba escondido bajo una caja bien decorada y un hermoso moño. Lo que esperaba era que le llegase a gustar.

Nuevamente, alzó la mirada a ver a todos lados. Deseaba que ya llegase el momento de tenerla entre sus brazos, abrazándola con fuerza.

—Ukyo— escuchó una voz detrás de su espalda.

Abrió bien sus ojos a la par en que se levantaba de su lugar y se giraba sobre sus talones. Estaba allí, parada con dos maletas en uno de sus costados.

Notaba como algunos rasgos de su rostro habían cambiado, dándole un aspecto más juvenil. Mientras que ella también notaba los mismos cambios en él. No lo dudo más, dejó de lado sus cosas para salir a abrazarlo.

Saltó a sus brazos a la misma vez en que se aferraba con fuerza a su pecho, esperando a que él hiciera lo mismo, con una sonrisa y ligeras lágrimas resbalando por su rostro.

Al instante de haber recapacitado, la abrazó, sintiendo su corazón golpear con fuerza. La espera había valido la pena. Ahora, ese año, había parecido solo una cuestión de horas.

Dejando los pensamientos de lado, comenzó a depositar besos por toda la cabeza de la de cabellos -----.

—Te extrañé, Ukyo...— decía entre sollozos.

—Yo igual, _____— dijo con la voz quebrada, tomando un poco de distancia para verla.

En su rostro, se notaba una gran sonrisa, algo que provocó que al fin rompiera en llanto de emoción. Eso ocasionó que, la muchacha, tomara la cabeza de su novio, la acercara un poco y le besara la frente, como si intentará calmarlo.

—Te tengo un regalo— dijo separándose un poco más, dejando de lado cada contacto.

Dirigió una de sus manos a uno de los bolsillos de su abrigo, sacando de allí, la pequeña cajita, la cual dejó confusa a la muchacha.

—No sabía que había que traer un presente— dijo avergonzada mientras sobaba uno de sus brazos.

—No importa— con una sonrisa, le extendió el pequeño obsequio, el cual tomó con delicadeza.

Curiosa, lo abrió, encontrándose que en el interior había una hermosa cadenita de oro, con un dije en forma de corazón pequeño. Lo tomó conmovida por lo que le había regalado. Alzó los ojos a verlo.

—Mira lo que dice atrás— le avisó sonriendo de una manera amable, muy hermosa.

Ella sin decir nada, aún sorprendida, obedeció.

"Ukyo y _____"

Eran las palabras que tenía grabadas el dije en forma de corazón.

—Gracias— agradeció limpiando sus lágrimas de felicidad. Era increíble.

—No es nada, amor— tomó su menton y besó suavemente sus labios.

Cuando estaba por separarse, la muchacha evitó eso rodeando el cuello del chico con sus brazos, atrayéndolo más a ella, algo que hizo que el de cabellos celestes abriera sus ojos sorprendido, y luego los cerrase feliz.

Ya cuando, ahora sí, se separaron, sintieron la mirada pesada del padre de la de ojos ----- sobre ellos, algo que hizo que rieran un poco avergonzados.

—_____— llamó su madre —, tienes algo que contarle a Ukyo. Que esta vez no se te olvide— sonrió mientras tomaba del brazo de su marido y lo jalaba para retirarse de allí.

—¿Qué cosa?— interrogó confuso el apellidado Ibuki, volviendo su mirada a su novia.

—La razón por la que nos fuimos a Estados Unidos.

—¿Y cuál es?

—Tenía un problema de memoria.

—¿Por qué no me lo dijiste?

—Porque me había olvidado— rió ligeramente.

—Pero, ¿ya estás bien?— apoyó una de sus manos sobre uno de los hombros de ella, preocupado.

—Sí, si tomo el medicamento— comentó con una gran sonrisa —. Igual, tengo muchas cosas más que contarte de lo que pasó todo este tiempo.

—Seré todo oídos— pasó uno de sus brazos por sus hombros, para, cada uno, tomar una maleta y comenzar a retirarse del aeropuerto.

Finalmente, ya volvían a estar juntos.

Puede que pase un año más de una vez, sin que se puedan ver; pero el amor es más fuerte.

No importa cuánto tiempo se deba esperar, el amor lo superará.

Fin.

UN AÑO |Ukyo Ibuki y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora