Capitulo 3 - Pestilencia (Sin editar)

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La criatura comenzaba a despertar de su prolongado letargo; Un montón de rocas musgosas que comenzaron a moverse de manera inquietante, de las cuales una de ellas se desprendió para dejar ver un enorme ojo de pupila rallada e iris verde lima iridiscente, cambiante de claro a oscuro según la iluminación del lugar.

Centímetros más abajo, se abría una gran boca repleta de afilados colmillos, de un cuerpo de largo y medio de ancho.

De nuevo, un vasto bostezo desprendió un fétido aliento a cadáver descompuesto. Se puso en pie sobre sus cortas pero robustas patas cansadas, clavando sus amarillentas y duras garras para sostenerse mejor, ya que parecía pesar toneladas y su estado somnoliento no era el mejor resultado para mantener el equilibrio de años de sueño.

Su tamaño era realmente atroz; podía alcanzar hasta las copas de los arboles con tan solo estirar el cuello.

Como perro recién salido del lago, se sacudió para despojarse de cualquier resto inútil sobre el; ya fuesen pequeñas ramitas o incluso arboles medianos que habían crecido sobre el.

Su acorazado cuerpo presentaba una dura piel rocosa y musgosa, capaz de repeler cualquier ataque directo, aun así, se apreciaba entre cada comisura que la carne que cubría, era similar a la de cualquier bestia.

El dragón de las nauseas, olfateo en busca de alimento, percatándose de los cuerpos atónitos de Angar y Gaztull, quienes le miraban con total atención.

Este, emitió un furioso rugido, alzando una enormes pero atrofiadas alas repletas de raíces, la cuales no le servían expresamente para volar, si no, para paralizar a sus adversarios con los bulbos repletos de esporas que rebosaban veneno paralizador; ideal para envenenar a sus víctimas y degustarlas con más facilidad.


Angar, después de quedar patidifuso contemplando tan majestuoso ejemplar divino de la madre naturaleza, volvió la mirada hacia su amigo y, sin pensárselo dos veces, le dio una palmada en la espalda, echando a correr poco después.

Sabía que no tenía nada que hacer contra aquella bestia, por lo que huir sería lo más sensato.

Tras poner tierra de por medio entre el dragón y el, Gaztull le pisaba los talones hasta alcanzarle e incluso hasta llegar a adelantarlo, con los brazos extendidos y gritando enloquecido. —¡Sálvese quien pueda!

Pero al parecer, el destino señalo a Angar con su frío e indeleble dedo, haciéndolo tropezar con el cuerpo de uno de los bandidos que había matado momentos atrás, o al menos eso es lo que parecía cuando cayó de morros al suelo.

—¡Maldición! —dijo antes de hincar diente en la húmeda tierra.

Gaztull no se detuvo, ya que al haberle adelantado, no se percató de su caída.

Angar, se recompuso lo más rápido que pudo, poniéndose en pie con la intención de reanudar la huida. Pero algo agarro su tobillo, impidiendo que avanzase.

Al volver la mirada para ver de qué se trataba, el supuesto cadáver al parecer no estaba tan muerto como debería estarlo, si no, que en uno de sus últimos propósitos de vida que le quedaban, se dispuso a fastidiar al hombre que le había dejado medio muerto.

Aunque... nadie sabía cómo ni cuándo se había desplazado a rastras hasta ese punto tan alejado del conflicto... pero lo que si sabía Angar era que por su culpa el dragón se iba a pegar un festín con su mal oliente y poca higiénica carne.

—¡Jodido muerto no tan muerto! —pateo con el talón la cara de este, intentando librarse de la mano que le retenía.

—¡Gaztull! —pidió ayuda a su amigo, pero la bestia volvió a rugir en el mismo momento que Angar gritaba a su amigo.

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⏰ Last updated: May 02, 2019 ⏰

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Sudor de SangreWhere stories live. Discover now