One Shots Yugkook

Cambiar algo.

Tus ojos brillantes siempre se apagaban cuando lo decía, porque esa era la verdad, o al menos eso yo veía.

Porque, si puediera cambiar algo, te juro que lo haría.

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Sus manos temblaban con fuerza, la triste mirada de su mejor amigo seguía allí, sus ojos llorosos mirándole con impaciencia sabiendo que no habría un "si" por respuesta.

Yugyeom seguía en shock, el nudo la boca del estómago no desaparecía y sentía la bilis quemar su esófago, la cabeza le daba vueltas y sus ideas no estaban mejor, pues ¿como lo estarían después de lo que acababa de escuchar?

Un trueno resonó con fuerza haciendo temblar los ventanales de la cafetería, Jungkook dandose por vencido se levantó de la silla y salió apresuradamente del establecimiento.
Yugyeom reaccionó hasta que sonó la campana cuando la puerta fue cerrada viendo la silueta del muchacho desaparecer, se levantó no sabiendo que haría realmente.

¿Debía ir tras él?

Porque, ¿Como reaccionas cuando tu mejor amigo admite que te quiere?

No era cosa del otro mundo, él era abiertamente homosexual mientras que su amigo era bisexual, Yugyeom claramente había salido con chicos, pero nunca le había pasado por la cabeza la idea de que le gustase su mejor amigo.

Era atractivo, por supuesto que lo era, la pubertad había hecho maravillas con su Hyung, pero no lo había visto de otra manera, habían crecido juntos los últimos diez años, habían dormido juntos después de ver películas, habían ido de excursión, habían ido a la misma escuela de baile, habían literalmente vivido juntos desde que tenían diez y nunca, nunca había imaginado que había más sentimientos por parte del castaño.

Había escuchado en forma de broma -o eso creía- los comentarios de sus demás hyungs, acerca de que ellos parecían pareja, donde peleaban, e incluso se dividían las tareas del hogar en el que ambos vivían.

¿Ellos eran sinceros?¿Acaso decían lo que veían?

Se dejó caer en el asiento intentando procesar lo que acababa de suceder.

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Había llegado al departamento en la madrugada, afuera llovia a cántaros, realmente el cielo se estaba cayendo.

— ¿Jungkook?— llamó, dejando las llaves y su saco en la mesa, extrañandose de no ver las luces encendidas, pero recordando lo que había sucedido asumió que si estaba en la casa seguramente no le contestaría.

— ¿Hyung?— se detuvo frente a su puerta dudando si insistir en platicar o dejar que se calmara y lo asumiera del todo para al día siguiente hablar con más calma.

Sintiéndose extraño tocó la puerta, y después de haber esperado unos segundos donde no recibió respuesta alguna, dió un paso atrás.

Su mente le decía que se marchara, que estaría triste y querría estar lejos de él después de lo pasado, pero su corazón le insistía en que debía hablar con él.

Y en ese momento Yugyeom no sabía a quien obedecer.

Sus pies caminaron de nuevo, sintiéndose ajeno del control de su propio cuerpo y sus dedos atraparon la perilla de la habitación, al girarla no encontró nada, como si no hubiese estado allí desde la mañana, antes de lo ocurrido.

Llamó a su teléfono tantas veces como pudo y envío mil textos también, por Kakao Talk, incluso por instagram, pidiéndole porfavor hablaran nuevamente, que le había tomado por sorpresa pero que debían aclarar las cosas, porque después de lo hecho era claro que todo iba a cambiar.