Capitulo 4

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— ¡¿Quién eres tú?!— digo mirándola. Ella sonríe con nostalgia, comienza a acercarse y yo tomo lo primero que tengo a mano, y la apunto con eso. — No se me acerque, ¿Quién es usted?— vuelvo a preguntar, ella asiente como si entendiera que yo estaba asustada.

— Me llamo Margarita, asumo que tu padre no te contó sobre mi por lo sucedidos con tu madre, mi hija, Soy Margarita, tu abuela — dice. Me mira como si estuviera esperando que salte y la abrace. La miro atónita, sigo apuntándola con el paraguas, mi mano tiembla y lo bajo dudosa, toma eso como una aceptación y se acerca. Lo vuelvo a subir y frena en el lugar.— Entiendo que no lo entiendas, pero cuando vuelva Felipe, puedes preguntarle. — dice tan tranquila que me da miedo.

— ¡Margarita llegue!— dice mi padre entrando.

— Si, yo también llegue — digo de brazos cruzados. 

— ¿Ya se conocieron? — asentimos — ¿Quieres que lo explique ahora o después del..—lo interrumpo.

— Ahora.

— Es una historia larga, mejor siéntate — señala el sillón, lo miro dudosa.

— ¿Historia larga? ¿Por qué decirme que tengo una abuela materna, sería una historia larga? — digo frunciendo el ceño. Mi padre mira sobre mi hombro y le dedica una mirada confusa a mi..a Margarita.

— Creo que Felipe está algo perdido, Bianca, ven siéntate —dice ella. Palpa el almohadón del sillón junto a ella.Doy la vuelta al sillón y me siento en él.— Como bien acabo de decirte soy Margarita tu abuela materna, Tu madre y tu padre se fueron de España cuando tu tenías a penas cuatro años, no teníamos una buena relación y nos distanciamos un poco, luego tu madre enfermó y volvimos a tomar contacto cuando Juana, mi hija fue a tratarse allí, en España. Estos últimos me atacó la nostalgia y decidí venir a verlos, mas vale tarde que nunca,¿no? — ríe avergonzada.

— Bueno,iré a cocinar—dice mi padre, y se va hacia la cocina con las bolsas de basura.

— Bueno..abuela — me suena raro decirlo, me debo acostumbrar — debo ir a ordenar unas cosas..— digo tomando las bolsas y dirigiéndome hacia las escaleras.

— Si quieres te ayudo — yo asiento. Ambas subimos las escaleras hasta mi cuarto, entro primero y dejo las bolsas en mi cama, ella pasa detrás de mi  y mira con atención mi habitación. Ojea las fotos colgadas en la pared y sonríe.

— ¿Él es tu novio? — pregunta señalando una foto en la que estaba con Tom. Niego con la cabeza mientras sonrió recordando lo que me dijo Sophia esta mañana, luego recuerdo que mi padre no me deja ir y dejo de sonreír. Me mira extrañada.— ¿Pregunté algo que no debía? — pregunta nerviosa.

— No, claro que no, él es Tomas, un amigo...va eso creo — ladea la cabeza y frunce el ceño — mi mejor amiga Sophia, me dijo que Tomas se me iba a declarar esta noche en una fiesta que hará su amigo pero mi papá no me deja ir, entonces...por el momento..solo es mi amigo—digo suspirando.

— No te preocupes, yo lo convenceré — dice sobando mi hombro. me guiña un ojo y sigue mirando las fotos. Rio y vuelvo a la cama a sacar las cosas de las bolsas.

— ¿Ella es tu mejor amiga? — pregunta señalando a una chica castaña que se encontraba junto a mi riendo. Si, esa era ella, esa foto la tomamos un día que fuimos al parque, estuvo constantemente molestándome, metiéndome trabadas, cuando quiso volver a hacerlo para la foto se resbala y cae al piso, por eso ella esta sentada riendo y yo parada agarrándome la panza de la risa.

— Si, ella es. Desde los diez años, eramos vecinas cuando vivíamos cerca del puente, en la antigua casa, solíamos jugar horas en el patio hasta que mi mamá o su mamá nos hacía volver a nuestra casa a cenar — Margarita sonríe y viene hacia mi, toma uno de los libros y lo lee.

— ¿Qué tipos de libros lees? 

— Mis favoritos son los policiales pero también me gustan leer algunos de amor, según el escritor o escritora — digo. agarrándolos y llevándolos a la estantería, los acomodo por trama. Ella toma las bolsas y las deja a un lado, le pido que abra el armario para guardar la ropa y lo hace, me ayuda a guardar los sweteres, las remeras y los jeans en su lugar, de paso guardo lo que tengo dando vueltas y separo la ropa para lavar.

Una vez habíamos terminado escuchamos el llamado de mi padre para ir a cenar, ella sale primero y yo tomo la ropa para lavar y la dejo en el canasto de la ropa sucia, que se encontraba en el baño. Luego bajo, pero antes de hacerlo del todo los escucho tener una conversación lo bastante tensa, me quede quieta en el escalón y traté de entender lo que decían.

— Tiene diecisiete déjala vivir lo que le queda antes de que ya no pueda hacerlo, fuiste tu y Juana los que pactaron que ella viviría una vida normal hasta los dieciocho, ¿Qué es lo que hace que te contradigas? — le pregunta ella. ¿"vivir una vida normal hasta los dieciocho"? ¿De qué hablan?

— Ya se lo que acordamos pero no puedo ponerla en peligro cuando hay tipos persiguiéndola, sacándole fotos, el mundo sabe de la existencia de Emilia, no sé como pero lo saben — 

— ¿Cómo que tipos persiguiéndola? ¿Y ahora me lo dices? — dice mi abuela alertada.

— dime ¿Querías que te lo diga mientras ordenabas con ella o cuando entraba en una crisis interna porque pensaba que le habías contado que era la heredera a la corona de Navarra? — dice alarmado. Frunzo el ceño por lo que acabo de escuchar que me parece algo sumamente descabellado. Mi mente quería seguir escuchando pero por acto involuntario se me escapo un "¿Qué?" de la boca revelando mi escondite, ambos se dan vuelta con una mezcla de susto y sorpresa en el rostro, compartían miradas cómplices.

Termino de bajar los escalones restantes y los miro sin expresión, cruzo mis brazos y me apoyo sobre la pared, me miran como si esperaran que yo dijera algo, ruedo los ojos y me dirijo al sillón.

— No me acomodé en el sillón para que se queden mirándome, vengan y díganme lo que tanto me ocultan — palpé el almohadón de este y los mire sonriendo falsamente.

— Empieza tu...



Princesa PérdidaWhere stories live. Discover now