Princesa Pérdida

Cápitulo 5

— Empieza tú...— le dijo Margarita a mi Padre. A lo que el suspira antes de avanzar, se sienta frente a mi y Margarita junto a mi pero más distanciada, mantiene las palmas de sus manos en su falda y la mirada perdida en sus pies, en cambio, mi padre, golpea el pie contra el suelo una y otra vez expresando nerviosismo.

— No puedo entenderte por ósmosis así que habla ya — dije. Asintió nervioso y mientras jugaba con sus manos abría la boca para hablar.

— Temo que cuando te diga la verdad me odies —Agacha la cabeza. Frunzo el ceño mientras observo sus movimientos.— Solo..déjame hablar y no me interrumpas por favor — asiento con la cabeza, cruzo las piernas y me muerdo el interior de la boca nerviosa, suavemente no trato de hacerme mal.— Todo empezó hace años, en Navarra, España nuestro hogar. Tú mamá no era medica y yo no soy abogado, esas son identidades falsas que una amigo nuestro nos dio para huir de España, tu madre es Juana I Reina de Navarra, y yo soy Felipe IV rey de Francia, bueno, éramos luego de escapar dejamos de serlo, tú serías la heredera al trono en Navarra pero Juana y yo no queríamos que una nación dependiera de una niña de tan solo cuatro años, queríamos una infancia agradable para ti, como la de todos los niños. 

No queríamos privarte de tu identidad solo queríamos tener más tiempo para difrutarte,para que tu disfrutaras de una vida normal, ser heredera, Rey y Reina es mucho trabajo mucho peso, solo queríamos una vida normal. Ser personas normales. Por eso armamos un plan, nos haríamos pasar por muertos por un accidente de helicóptero. Luego vinimos aquí y creamos una vida ficticia hasta que tu madre enfermo y tuvimos que revelar el secreto, tus abuelos inventaron una historia para que no se supiera la verdad porque sería una humillación para la familia real, ellos quedaron resentidos con lo que hicimos y tuvimos que pagar un precio por la medicina para tu madre  — dice suspirando

 — Estas cambiando la historia porque a ti te beneficia  — Habla enojada Margarita

 — Habla uno, luego sacaré mis conclusiones  — dije seria. No podía creer lo que escuchaba, esto debía ser una pesadilla, un mal sueño.

 — Ellos cubrirían los gastos de la enfermedad de tu madre a cambio de que ella volviera al curarse, a ocupar su lugar como Reina. Viendo y considerando que no sabrían como explicarle al pueblo que su Reina estaba viva luego del accidente, dijeron que Juana había sobrevivido al accidente y había estado en coma estos últimos años y que no dijeron nada para no darles esperanzas de que algún día llegará a despertar — Felipe, aprieta los parpados y los abre mirando con enojo a Margarita, ella con indignación reflejada en su rostro abre la boca con alusión a decir algo pero él la vuelve a callar — Y lo que más me duele, que siento que le he fallado a tu madre, es que a pesar de haberte creado una nueva vida para que no tuvieras el peso y la carga de lo que es llevar una nación en tus hombros, a pesar de eso, tengo que pensar en lo que es bueno para ti, no puedo dejar que te lastimen — suspira con gran pesar.

— ¿A qué te refieres? — digo confundida.

— Las princesas deben asumir su cargo al cumplir la mayoría de edad, los dieciocho, si bien es algo que aunque quisiera librarte de eso no podría ya que otra parte del trato con tu abuela era que cuando cumplieras la mayoría de edad volverías a Navarra y con otra historia inventada de su libro de cuentos les harían creer a todos que milagrosamente estamos vivos, y todo sería sonrisas y amor;  solo quedan dos semanas para tu cumpleaños y sabía que me quedaba poco tiempo para decírtelo pero la idea de irnos, otra vez lejos, se me cruzó por la cabeza pero luego comencé a recibir cartas, fotos tuyas, que te sacaban en la calle, el la universidad, te estaban siguiendo, nos habían descubierto y no quería que nada te hicieran por eso, ayer estaba así de alarmado. Volveremos antes de lo planeado, no me voy a arriesgar de perderte a ti también. Por eso Margarita está acá, volveremos con ella a salvo.