—Creo que este coco no me quiere—dije mirando hacia arriba, tratando de verlo
—¿El que?—pregunta riendo.—¿El casco querrás decir?—se acercó a mí y me ayudo con el...con el..con el coso ese que cubre mi cabeza.
Se subió y cuando intenté imitarlo,seguí de largo y termine en el suelo.
—¡BIANCA!— me grito al sorprenderse de mi caída, por el contrario yo que estaba tan mareada y que no entendía nada solo me reí.Se bajo de la motocicleta luego de levantarme decidió sentarme delante de él para poder sujetarme y que no me vuelva a caer.
—¿Lista?— me pregunta.
—Si te dijera que sí te estaría mintiendo pero...¡QUE COMIENCE ESTA TRAVESÍA!—grite. Aunque el coco esté no me dejará escuchar bien su risa era muy fuerte y más porque se rió en mi oído.
—Mañana por la mañana no te acordarás de nada y menos con todos los tragos que bebiste—dice encendiendo la motocicleta.
—¿Y a mi qué? En tres días me iré para siempre — me tiro para tras sorprendiéndolo,me acomode en su hombro y me dormí.Del camino solo recuerdo cerrar mis ojos y abrirlos en la puerta de mi casa.
— Llegamos bella damisela — oigo su voz a lo lejos.
— ¿em...yo no te dije mi dirección cómo es que llegamos? ¿ACASO ERES UN PSICOPATA Y ME HAS ESTADO ESPIANDO?
— Mientras dormías repetías la misma dirección— ríe — No no no soy un psicopata, tranquila — vuelve a reír pero más alto.—¿Ah si?— Él asiente— ¿Me ayudas a sacarme esto?— dirijo mi mirada a mi cabeza y él sólo ríe, se acerca a quitarmelo y me corre el pelo de la cara.
—Gracias guapo—digo en un hilo de voz ya que estaba muy borracha, me inclino a darle un beso en la mejilla pero recapacito y lo beso en los labios sorprendiendolo.
— Estas borracha no quiero aprovecharme— me aleja y frunzo el ceño.
— Bueno, tú te lo pierdes — encojo los hombros y busco mis llaves en la campera que traía atada en la cintura. Me doy la vuelta tratando de mantener el equilibrio y llegar a la puerta sin caerme cuando lo escucho hablar.
— Antes de que no te vuelva a ver...— se posa a mi lado y me mira a los ojos — ¿Me das tu número pequeña?— Sonríe. Me quedo mirándolo por unos segundos, se le forman unos oyuelos muy tiernos y no puedo evitar pinchar uno con mi dedo.
— Lo siento, no pude evitarlo — comienzo a reír sin parar y me tambaleó hacia atrás.
—¿Quieres que te ayude?— me dice sosteniendo mi brazo. Me suelto de su agarre y lo miro.
— No, ya me ayudaste mucho—le doy la espalda y camino hacia la puerta — Pero...espérame aquí —ruego por favor poder embocarle a la cerradura y no estar siete horas intentandolo, prendo la linterna del celular para ver mejor y luego de enfocar bien la vista logro embocarla y abrirla.— Ya vengo — le digo y entro sin hacer ruido.
— ¿Qué son estas horas de llegar jovencita?— Lo que me faltaba, la vieja...digo...mi abuelita despierta lista para reprocharme cosas y yo con esta ebriedad encima. Carraspeó, me di vuelta y le sonreí.—¿Acaso estas...estas...EBRIA?—esa última palabra la gritó y sentí como mi cabeza estallaba y los pasos apresurados de mi padre bajando por la escalera.
—¿¡Qué pasó?!—dijo algo dormido.
—Hola papi—estire mis brazos hacia arriba y di pequeños brincos hasta llegar a él y abrazarlo.
—¡Jovencita estas en grandes problemas!—volvió a gritar.
—¡SHHH!—La callamos al mismo tiempo con papá.
YOU ARE READING
Princesa Pérdida
Teen Fiction- ¿Tienes miedo?- Le pregunto Él peinando su cabello Ella lo miro con inseguridad - Nunca me he subido a una de esas...- dijo. Señalo la motocicleta negra donde Él se encontraba sentado. Él sonrió, mostrandole aquella sonrisa que la cautivo en la ca...