Capítulo 3: Desayuno complicado.

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Capítulo 3:

-          Marilyn en 20 minutos desayunamos. – Gritaba desde abajo  Kat.

¡Qué pereza! Pero conseguí levantarme de la cama y llegar hasta la ducha. Coloqué mi IPod en los altavoces, busqué en favoritos y le di al play. Ride sonaba a todo volumen mientras me desnudaba y abría el grifo. Me encanta esa canción, es uno de los mejores trabajos de Lana, me sentía tan identificada así que me puse a cantar “I´m tired of  feeling like I´m fucking crazy” se podía oírme desde la casa de mis vecinos cantar, pero me daba igual, me motivaba esa canción bastante. Acabé, salí de la ducha, saqué mis Levis desgastados, mis Vans rojas, una básica blanca, una camisa de cuadros rojos y negros  y mi gorra roja de los Chicago Bulls que me regaló mi padre y me vestí. Mi madre criticaba mi forma de vestir y me llamaba Hipster, pero le hacía caso omiso, ella solo quería que fuese su clon en estilo y pensamientos pero yo era distinta, era un alma libre. Me vestí, apagué el IPod y bajé las escaleras.

-          ¡Buenos días cariño! Te he preparado crepes de Nutella y zumo de naranja recién exprimido, como a ti te gusta.

-          Hola Kat, gracias por el detalle.

-          Sabes que odio que me llames por mi nombre, ¿Tanto te cuesta llamarme mamá? –Dijo enfadada.

-          Todos odiamos cosas y sin embargo no nos quejamos y sí, me cuesta y bastante, haberlo pensado antes de tirarte a todo bicho viviente con tres piernas.

En ese momento estalló la tercera guerra mundial en la cocina. Nuestras reuniones siempre se resumían en el odio y los sentimientos reprimidos que sentía, estaba a la defensiva siempre, cualquier momento era bueno para discutir y sacar toda la mierda que teníamos dentro, sobre todo yo.

-          Siempre tienes que sacar eso, sino no estás tranquila. Creí que aquello ya estaba olvidado pero no, siempre con ese tema en la boca ¿Tanto me odias? – Dijo con pequeñas lágrimas asomadas en sus ojos.

-          No preguntes si ya sabes la respuesta. Me voy, quiero echar un vistazo a este lugar. Adiós Kat.

En el fondo sabía que mis palabras le herían pero quería que sufriera lo que yo sufrí por su culpa, quería hacerla sentir fatal, destrozada, como una mierda, tal y como yo me sentía. Todos esos años callándolo todo dieron fruto a una mala relación con mi madre, en el fondo quería cambiarlo, hacer el papel de hija y tener una relación como la que tienen todos los chicos de mi edad pero eso requería un duro trabajo y esfuerzo por ambas partes que el odio impedía. Cogí mi skate y una mochila, me puse los auriculares, activé la reproducción aleatoria en el IPod y salí de aquella casa dando un portazo presa del odio y del dolor.

No te prometo un para siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora