Cuchillas oxidadas se clavan en mi piel, ojos retorcidos me observan. Lo he perdido todo, nada me queda.
Mi corazón es un frasco vacío, mis emociones arrancadas por los míos.
Me juzgan, con dedos largos y huesudos dictan mi sentencia. Vivo en la inmundicia, la carne podrida camina como si estuviera viva. ¿Acaso están todos a mi alrededor muertos?
Ojos, ojos y más ojos. Me miran. ¡dejen de mirarme maldita sea! Ahh ya se que pasa aquí, estoy en un infierno.