Triste es lamento que en la noche corta como cuchilla y suavemente, sin dejar huella de su existencia se ahoga.
Una risa desquiciada, un cadáver y un cuchillo, no es difícil saber quien fue el intérprete de este concierto, quien fue el espectador y cual fue el instrumento.
Pasos sigilosos, se acercan a mi. Niño de sonrisa torcida, pecado de la noche, ¿queréis acaso matarme a mí?
Recuerda bien que la noche es cuna de demonios y para ti, yo soy el peor.
Aquel que una vez reía, ahora llora de dolor, ahogado en su miseria.