El pequeño gatito caminaba a paso lento, sujetando los laterales de su vestido para no pisarlo y caer en las escaleras, se apresuró a llegar a su cuarto, tenía nuevas marcas que resaltaban su delicada piel y los labios más rojos que nunca, su amo lo había atrapado en el cuarto de servicio mientras buscaba nuevos trapos para la limpieza, eso no fue problema para que Minho le succionara hasta el cansancio aquellos labios y le estrujara las piernas desesperado, solo había algo, se encontraban muy cerca de la habitación de su padre y eso sería un gran problema, Kibum tenía una potente voz cuando gemía y lloraba.
Minho decidió posponer el placer solo porque no quería ser escuchado, de mala gana liberó al pequeño quien le observó algo confuso, esos besos le habían tomado por sorpresa, lo abrazó con cuidado y depositó un beso en su frente.
—Hoy llegan las visitas, lo mejor será que te cambies de ropa, hoy andas muy tentador con el blanco —mordió el labio ajeno escuchando un suave quejido— Usa el negro con encaje rosa, me gusta en ti, luces más hermoso aún. —Dedicó una sonrisa a su esclavo el cual solo permaneció mudo.
El pequeño se sonrojó, le gustaba que su amo le dijera cosas bonitas, asintió en silencio para encaminarse hacia su cuarto.
Y ahí estaba Kibum, colocándose el vestido negro con encaje rosa, sacudió con sus manos para alisarlo, se sentía extraño de tener que vestirse para alguien, peinó su cabello haciendo una pequeña trenza para que los dorados cabellos no estuviesen sueltos ni rebeldes, salió de ahí, caminó de nuevo a paso lento pues su trasero aún le dolía, portaba un collar morado, impregnado a la piel, clara muestra de que a Minho le encantaba morder su clavícula y su cuello, bajó de nuevo las escaleras para caminar hacia la cocina, al entrar vio a su madre quien preparaba lo que parecía un estofado.
—Mamá, tengo hambre. —Tomó un trozo de pan y lo mordió— ¡Quiero comer, ya!
La mujer negó sonriendo, no le podía decir que no al pequeño, le sirvió un tazón de sopa y un trozo de carne, vio que el menor disfrutaba.
—El joven Minho ha de estar buscándote, deberías ir con él, puede necesitar algo. —Regañó la fémina al servir otro tazón de sopa caliente.
—Ahm, si claro, necesitar... —se concentró en su comida contestando sin poner mucha atención a las palabras de su madre.
—Kibum, tu vestido luce muy bonito.
—El me pidió que lo usara.
— ¿Él?
—Sí, él —Contestó absorto en su mundo, minutos después, concluyó su comida— ¡Iré a verle, ya vengo!
Salió de la cocina contoneando más las caderas, no quería que tocasen su trasero, no cuando le dolía demasiado, caminó con lentitud mientras atravesaba los pasillos, escuchó una risa muy familiar, no dudó en acercarse al dueño de dicha risa, pronto se encontró con una espalda y unas piernas musculosas, era su amo quien reía con fuerza, se colocó detrás de él, asomando solo su cabecita rubia por su costado, de inmediato supo que las visitas habían llegado.
— ¡Oh, Kibum! —Sonrió su amo mientras se hacía a un lado para que mostrase su cuerpo completo.- Da la bienvenida a nuestras visitas, sir Kim Jonghyun y su prima, lady Lee Taeyeon —sonrió presentando a las visitas.
Ante sus ojos se mostraba un hombre, de estatura media, probablemente igual que él, usaba una gran capa negra aterciopelada que quiso tocar, su mandíbula se encontraba algo tensa y poseía unos ojos de cachorro, quiso acercarse más, sin embargo una mano fuerte se colocó sobre su brazo, se quedó parado observando, rodó sus ojos hasta la dama, una chica con un vestido color esmeralda, un collar de piedras hermosas, un cabello castaño claro, largo, hermoso y sin embargo una mirada fría, asesina para él, chocaron miradas, al hacerlo la chica sonrió de lado mientras se inclinaba un poco.
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Esclavo perfecto «MinKey»
FanficKibum con tan solo trece años de edad se ha dedicado a ser un niño pobre y sin familia, no tiene un hogar ni tan poco algo que le haga feliz, sin embargo cuando es vendido y comprado por el príncipe Choi Minho, no se imagina que su vida cambiará y e...