Un suave suspiro fue lo único que se escuchó y llenó la habitación del príncipe. Minho había liberado de aquel vestido a su pequeño gatito y eso había sido reconfortante para el menor, se dejó deshacer de aquella pieza mientras que el bonito esclavo desabotonaba la camisa de su amo. Minho posó sus manos en la cadera pequeña, al tenerlo ya desnudo recorriendo un poco de la piel con ayuda de sus pulgares, notando en el acto algo curioso.
—Kibum —bajó la mirada ladeando la cabeza para ver mejor. Pasó con suavidad las yemas de los pulgares sobre la rojiza piel.
—¿Si?
—El vestido te ha marcado la piel —siguió tocando la textura a causa de la marca rojiza sobre la piel suave.
El felino no habló por unos segundos, se concentró en zafar la camisa de su amo para poder desvestirle también.
—Debe ser porque, estoy creciendo...—se encogió de hombros restando importancia al hecho de que los vestidos comenzaban a apretarle de la cadera.
Minho le miró con detenimiento tratando de descifrar que era lo que la mirada felina le ocultaba, pero se encontró contra un gran muro de indiferencia adornado con una sonrisa. Se zafó los pantalones, al estar solamente en calzoncillos se acercó a la cama para destapar las sabanas, el rubio por su parte, había corrido las cortinas para que el frío aire no se colara en la habitación, retornó al lugar donde su amo estaba, se detuvo a su costado observando la cama con curiosidad, el más alto le tomó por los hombros para sentarlo y acostarlo con suavidad, Minho sonrió mientras observaba al pequeño acomodarse mejor para poder dormir.
—Te dije que haría que la miel te volviese a gustar —el príncipe sonrió de medio lado totalmente seductor hacia el esclavo.
—¡Oh, la miel! —Kibum ladeó el rostro un tanto pensante, él estaba más concentrado en dormir que en disfrutar de ese viscoso líquido.
Minho estiró la mano hacia la pequeña mesa junto a la cama, tocó el tarro de miel el cual se encontraba aún tibio, regresó la mano para colocarla sobre el pecho blanco deslizando apenas los dedos por la suave piel sintiendo el cuerpo pequeño contraerse por el aire frío que se llegaba a él a causa de no estar tapado. Minho untó con el índice miel sobre los labios acorazonados de manera lenta, siendo espectador de como la rosada carne brillaba con la luz se inclinó y los beso relamiéndolos con calma eliminando todo rastro del líquido, haciendo que la poca saliva que le pasaba al menor contuviese un poco del dulce sabor, el menor no se quejó, no cuando su amo le daba así la miel de forma tan erótica, solo disfrutó del beso y la miel contra su lengua, Minho volvió a untar miel sobre su cuello y clavículas, besando y pasando la lengua por aquellas partes ahora llenas de dulce.
—Creí que amaría la miel —el susurro proveniente de la boca de Kibum hizo que Minho le observara, dio un suave mordisco a su cuello recibiendo a cambio un sutil jadeo.
—Te haré amarla —sonrió volviendo a los besos descendiendo hasta su clavícula para morder gustoso.
—¡AY! —Kibum se quejó ante la mordida, su piel estaba demasiado sensible y aunque había sido algo satisfactorio eso no quitaba el ardor por la mordida.
El amo sonrió victorioso ante el quejido, volvió a morder las clavículas escuchando suaves quejidos que deseaban transformarse a bajos jadeos de placer. Subió de nuevo a los labios para besarles pasando en el acto más de aquel adictivo dulce que comenzaba a adorar Kibum en la lengua y labios esponjosos, su amo vertió un poco más de miel sobre su pecho, mordisqueo con suavidad aquellos pezones, escuchando un quejido de dolor sintiendo de momento como su amado se tensaba y contraía alejándose de su boca, Minho le miró con un aire de preocupación.
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Esclavo perfecto «MinKey»
FanficKibum con tan solo trece años de edad se ha dedicado a ser un niño pobre y sin familia, no tiene un hogar ni tan poco algo que le haga feliz, sin embargo cuando es vendido y comprado por el príncipe Choi Minho, no se imagina que su vida cambiará y e...