¿Estamos solos?

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La luz de las linternas era blanquizca y se asemejaba a la emitida en un hospital.
Liderando al grupo y sosteniendo una de ellas se hallaba Christoph, a su costado; Ollie, Flake y por último Till (que jugaba con el aparato restante).
La propuesta inicial era subir y ver la tormenta desdé los ventanales pero ninguno de ellos tenía deseos reales de llevarla a cabo, al menos no después de echar un vistazo al camino que tendrían que recorrer. Se quedaron al pie de las escaleras, sólo dirigiendo la luz hacía arriba.
-Bueno… vamos.-Les animó Flake.
Antes de que alguno de ellos diese respuesta, la casa ya lo había hecho.
Un eco de voces se extendía desdé un extremo, recorriendo las paredes huecas para llegar al otro.
Retumbaba en sus oídos, era intolerable. No podían entender a ninguna, sin embargo el tono en el que todas hablaban daba a entender que sus frases no eran las que uno produce cuando está feliz; emanaban dolor puro y pena… Más fuerte, ¡el volumen era más alto!
《¡¡Basta!!-Exigía Till para sus adentros.
Gritos, sollozos…
-¡¡Basta!! -Bramó el hombre apartando sus manos bruscamente de las cienes.
Los demás parecían seguir en shock. Sí, todos estaban…
-D… ¿Dónde está Schneider?- dijo Ollie incorporándose ya que se había puesto en cuclillas tras el extraño suceso.
Christian permanecía incrédulo, sin moverse de su posición.
Las entrañas de Till se removían como si algo hubiese penetrado en ellas. Divisó una silueta a lo lejos. Guío su luz a ese punto.
-¿Doom?- Consiguió articular.
La criatura no  se movía, simplemente estaba de pie, ahí.
-Schneider, deja de jugar-. Se escuchó decir a Lorenz.
El aclamado comenzó a caminar lejos de ellos.

La visión de Paul se nubló durante unos cuantos segundos, los suficientes como para disipar la imagen que se había CREADO( ¿o no?).
Sin dudas ahora se hallaba más ofuscado que cuando llegaron.
Richard estaba reincorporándose. Paul le ayudó a ponerse totalmente en pie tirando de su brazo.
Gracias, Paulchen》.
Le susurró al oído Kruspe, para luego pasar su lengua por el cuello del joven y propinarle una serie de besos que iniciaban en aquel lugar y subían hasta parar en su boca. Las palabras de Richard denotaban una excitación total. Rodeó la cintura de su compañero, y, valiéndose de su fuerza, lo aproximó hasta su cuerpo. El pequeño Paul cedió impotente ante el acto, y cuando éste  se remató, le permitió notar el gran bulto que sobresalía entre las piernas de su compañero.
La mente hasta entonces agitada de Paul comenzó a relajarse, ahora se mostraba indiferente hacía el lugar en el que estaban. Las carisias de Kruspe y su presencia en sí le reconfortaban.
Richard repasaba su lengua por toda la boca de Paul, jugueteando así con el músculo de su contrario, al mismo tiempo, sus manos repasaban el trasero de su amante, contorneando su figura y presionando un poco.
El miembro de Richard, completamente erecto se mantenía atrapado entre sus prendas, a punto de explotar, necesitaba sacarlo. Quería introducirlo en alguna de las cavidades de su amigo. La lujuria desprendida en aquel espacio, aquella pasión poco común, el deseo creciente… Sí, necesitaba follarse a alguien.
Sin separar sus bocas y con un movimiento ágil desprendió sus pantalones, apartó también su bóxer, dejando al descubierto su gran miembro.De él sobresalían venas. Paul lo tomó con una mano y comenzó a frotarlo, de arriba abajo, aplicando presión. Sus respiraciones se aceleraron.
Richard levantó a Paul, poniéndolo de espaldas a él. Apoyó uno de sus brazos sobre Landers, inmovilizándolo un poco,  mientras que su mano derecha torpemente batallaba con la cerradura de sus pantalones. En cuanto lo consiguió apartó todas las prendas que le impedían el paso, dejando al descubierto, el redondo y bien formado trasero del menor.
Richard introdujó  su miembro en la cavidad anal de Landers. Éste último profirió un grito y se removió tratando de librarse.  El pelinegro  reaccionó de inmediato y posó su torso aún más cerca de Paul. Los dedos de su mano izquierda se aferraron de la cabellera rubia, tirando de ella.
-Oh, no, está vez no vas a librarte, Paulchen.- Esbozó Zven.- Voy a reventarte el culo.
Y tras evocar dichas palabras, comenzó a propinar salvajes embestidas… Adentro y afuera…
Los chillidos y gemidos de placer y dolor mezclados que emitía Paul no hacían más que excitar a Richard.
Comenzó a golpearlo.
Lagrimas caían desde los ojos del pequeño sumiso. Los musculos internos de su ano se contraían.
《¡¡Ohhh!!》
La dificultad con la que el pene de Richard se sumergía por completo en el cálido orificio, les permitía sentir una carga de éxtasis eufórica. El contacto carnal entre su miembro y las estrechas paredes anales de Paul lo volvían loco… Aquel roce seco, irritante...
Comenzó a arrobarse en mayor grado. Tiró del cabello de Paul.
Sus testículos  cambiaron de tamaño, intensificó entonces sus arremetidas. ¡Una vez, y otra y otra!
《¡ahh, ahhh!》
Su respiración continuaba en aumento, (¡más y más!), Sus músculos estaban tensos.
Paul gritaba y se movía.
-¡¡¡P... para!!!-. Suplicaba- , ¡Ahhhhh!, ¡¡D...dtente Richard!!, ¡p... por faaaavor!
El otro sólo le miraba sonriente, fijo, con los ojos envueltos en un  negro total.
Encajó sus uñas en las nalgas de Paul, desgarrando su carne.

《¡¡Ahhhhh!!》

El líquido viscozo cayó al piso mezclándose con la sangre.

El demonio siempre vive al acecho, en cada remoto lugar, en cada morada sombría, en cada pasaje tétrico”. ~Miguel Costa.

Murmullos y Oscuridad (Rammstein Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora