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Capítulo dedicado a: Julieta14151

—¡Dale Martin, se nos hace tarde!— Apuró Rodrigo, entrando al auto. Tenemos que ir a buscar a Matias.

—Si, si.— Martin se subió a la parte trasera del auto tropezando en el intento, se abrochó el cinturón y Rod copió su acción conducir hacia la casa de Candia.

—Hola, amor.— Matías se subió en el asiento del acompañante.

—¡Hola!— Rod le dió un pico en los labios y se ajustó el cinturón mirando por delante.

—Paren, banquenme que tengo que salir un minuto a vomitar.— Hizo muecas de nauseas, abriendo la puerta del auto en broma. Los dos chicos rieron ante el comentario.

—¿A dónde se supone que vamos?— Ese fue Matías.

—A buscar mí siguiente presa.— Martin sonrió malévolo.

                             (...)

—Dale papá, déjame salir con mis amigas, por favorr.— Pedro rogaba para que siquiera le dejara ir al parque. No tiene 19 años al pedo.

—Te quiero antes de que se haga de noche.— Dándole 200 pesos a su hijo. No era mucho pero no le insistiría más.

—¿Me comprás un helado, Rod?-— Matias le insistió a su chico.

—Obvio, lindo.— Le pasó algo de plata para que vaya por el nombrado helado.

—¡Gracias!—- El menor de los 3 se bajó del auto no sin antes darle un beso en la mejilla a Rodrigo. Todo muy tierno por acá.

—Lo consentís mucho, ahora yo también quiero un helado.— Puchereó Martín, que tarado.

— Tomá, andá. Comprate uno para vos y uno para mí también. Puedo ser sugar daddy de los dos.— Bromeó y los dos estallaron en risas, el pedazo de chiste que se perdió su novio. Le entregó la plata.

—Gracias, daddy.— Tratando de imitar la voz de Matias le guiñó un ojo y se bajó.

—Idiota.

Martin con los dos helados salió del lugar pero en su camino a el auto reconoció a un chico  que lo observaba desde que había entrado a comprarlos. ¡Que lindo!
Al darse cuenta que su vista seguía en él se sonrojó y miró para otro lado.
Martín sonrió nada inocente.

—Ya encontré a mi siguiente víctimita.— Pensó.

Desde ese día, averiguó muchas cosas sobre el chico. Pedro, de 19 años estudia canto y fotografía en una institución aparte. Vive acompañado de su padre, su madre había fallecido al cumplir los nueve años.
Anotó en su libreta las posibles formad de matar al chico:

. Secuestrarlo y torturarlo hasta que se deje matar.
. Envenenarlo.
. Dispararle.
. Estrangularlo.

Aún no se decidía por cual hacerlo.

—¡Ya sé!— Se le ocurrió una idea grandiosa. Gritó llamando la atención de Rod y Matias.

—¿Que sabés?— Preguntaron al mismo tiempo.

—Sé que hacer con Pedro...— Martin solto una risita algo enfermiza y se fue del hogar.

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Que paja escribir pero me gusta de todas formas, okk.

Agos🤬

ᥲ⳽⳽ᥲ⳽⳽ɩᥒ (ᴘᴇᴅʀɪᴍᴇɴᴛᴇ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora