Horas antes...
Tal vez lo llamen acosador después de saber que Martin estaba siguiendo a Pedro desde que salió de su casa con incredulidad. En el camino, Martin vió acercándose, empujándolo e insultarlo de la nada. Por suerte pudo escuchar un poco de la conversación.
—Mira a quién me encontré.— Empujó cruelmente a Pedro sobre el asfalto.
Martin apretó su mandíbula sintió tanta impotencia y ganas de impedir lo que pudiera llegar a pasar. Pero no iría ahora, se convenció a sí mismo.—¡No me hagas nada!— Se sentía tan indefenso, no tenía a nadie al rededor para intentar defenderlo o separarlo.
—Das tanta lástima, nos vemos mañana en el colegio, putita.— Escupió en su cara cerca suyo, debió haber dolido el insulto, pensó el chico que acababa de irse. Martin quería correr a ayudarlo. Podía ser un asesino pero algo de empatia sentía por su pobre presa.
Cuando vió a Pedro lejos, fue corriendo hasta donde se fue el tipo violento y dándole vuelta le aplicó una trompada, haciendolo caer directo al pasto.—¿Cómo te llamas, estúpido?— Sonrió sínicamente.
—¿Qué mierda te pasa, flaco?— intentando auto-defenserse pero fue más rápido y esquivó el golpe.
—¿Cómo te llamas, no sabés responderme esa pregunta, imbecil?— Alzó la voz.
—T-tomás.— Asustado respondió. Nunca alguien se había atrevido a enfrentarle ya que todos le tenían miedo y nadie se acercaba.
—Bueno Tomás. Te voy a decir algo y espero que te quede bien claro, si volvés a acercarte así a Pedro te rompo de a uno cada hueso, ¿Escuchaste? ¿Estoy siendo claro?— Apretaba el cuello de Tomás. Este asintió rápidamente con miedo.
—Muy bien, me tengo que ir.— Lo soltó dejándole caer sobre el frío barro.— Que tengas un buen día, basura.
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Agos🤬