—¿Draco? —preguntó Hermione cuando contestó su celular.
Ya era de mañana, y el sonido de su celular fue el causante de que ella despertará. Después de su cita con Sebastián y todos esos pensamientos sobre lo que debía hacer se sintió tan agotada que sin darse cuenta se había quedado dormida, sin ni siquiera haberse colado su ropa para dormir por lo que vestía lo mismo de ayer.
Escuchó una pequeña risa al otro lado de la línea.
—¿Dormida a las doce?
—¿Problema? —ella lo retó divertida.
—No, ninguno. Solo preguntaba —volvió a reír.
—Perdón señor yo-madrugo pero si estuviera tan cansado como yo me entendería.
—¿Cansada por solo ver televisión?
—No importa el por qué la cosa es que estoy demasiado cansada.
—¿Tanto como para no aceptar salir con tu mejor amigo? —ella soltó un quejido.
Se le había olvidado por completo el que ayer le había dicho que hoy podían salir y aunque no estuviera con mucho ánimo debería hacerlo, por Draco. Ya se sentía lo bastante culpable por mentirle las veinticuatro horas del día y debía compensarlo.
—¿A dónde quieres ir?
—No lo sé. Solo quiero salir, mi casa es muy aburrida. Además Harry tiene resaca, y Harry con Theo no sé, y no quiero saber, que están haciendo solo sé que están juntos. Asi que...
—¿Salgamos a almorzar? Estoy muerta de hambre, desde la cena que no he comido nada.
—Bien, me parece perfecto. Paso por ti en menos de media hora.—él cortó la llamada antes de que ella pudiera responder.
Hermione arrojó su cabeza directamente en a almohada quejándose. Este era uno de esos días en los que ella se arrepentía de haber tomado la decisión de seguir con la mentira de su lesbianismo. Debía haberle dicho a Draco simplemente que no quería salir con él, pero sabía que hubiera seguido insistiendo como todos los chicos y ella finalmente hubiera caído a sus pies para luego ser botada. Cuando pensaba así no se arrepentía pero luego recordaba esa mirada de confianza y de cariño que le dedicaba Draco siempre que la veía y la hacía sentir la peor persona del mundo.
Y tal vez lo era.
Ella sacudió su cabeza. No. No debía pensar así ahora en vez de eso debía disfrutar de los momentos que tuviera junto a Draco como si fueran los últimos. Pues algún día esos días de verdad habrán sido los últimos.
Hermione se levantó de su cama dirigiéndose directamente hacia el baño para darse una ducha.
Cuando estuvo lista tomó sus llaves y bajó corriendo las escaleras en dirección hacia la cocina donde, como era de suponerse, se encontraba su madre preparando el almuerzo.
Por un momento se sintió mal por haber ofrecido ir a almorzar con Draco cuando sabía que su madre estaría cocinando pero ya no podía hacer nada.
—Mamá, saldré a almorzar con Draco. Espero que no te importe.—su madre la miró.
—Oh. Este... ya estaba cocinando.—Hermione hizo una mueca.—¿Es una cita?
—¿Qué? —preguntó sorprendida.
Rodó los ojos internamente. Su madre nunca dejaría la esperanza de lado pues como siempre le decía: "la esperanza es lo último que se pierde". Algún día, pensaba ella, se dará cuenta de que yo nunca estaré con Draco.
—Porque si es una cita yo no tengo problema con que salgas.—le sonrió.
Hermione se sintió incómoda. Sabía que no la dejaría salir si no era ese el motivo y si le decía eso a Draco de seguro él trataría de convencer a su madre arriesgándose a que mencionara su "homosexualidad" creando un gran problema.
—Si, es una cita. Draco... me invitó a salir.—trató de sonreír lo más sincera posible.
Bien, primero le miente a sus mejores amigos incluido a uno muy especial y ahora le miente a su propia madre por solo su incapacidad de alejar o resistirse al encanto de los chicos.
—¿En serio? ¡Eso es genial! ¿Cuándo me lo ibas a contar?
—Mamá, no queremos ir demasiado rápido.—volvió a mentir.—Quién sabe, tal vez ni funcione.
—¡Oh, por favor! Ambos están hechos el uno para el otro. Yo ya estaba impaciente esperando a que él se animara a invitarte.—frunció el ceño.
—¿A qué te refieres?
—Por la forma en que te mira, cariño. Draco no sabe ocultar muy bien sus sentimientos que digamos.—le sonrió.
La bocina de un auto que se escuchaba fuera de su casa indicaba que Draco había llegado salvando a Hermione de ese incómodo tema además de salvarla del seguir mintiendo.
—Es Draco. Perdón mamá, nos vemos.—le dio un beso en la mejilla.
—Mándale un saludo de mi parte.—le sonrió.—Draco es un chico que vale la pena.—ella le sonrió apenas antes de salir.
Lo sé, pensó ella.
—¿Estas bien? —preguntó Draco cuando ella se subió en su auto en el lado del copiloto.
—Sí, perfectamente.—sonrió sin mirarlo a la cara.
—De acuerdo, haré como que te creo. ¿Adónde vamos?
—Donde tu quieras, así que conociéndote iremos a Macdonald's.
—Que bien me conoces —dijo Draco riendo antes de comenzar a andar.
Lástima que no pueda decir lo mismo, pensó Hermione, por ahora.
Había tomado una decisión. Le diría la verdad hoy mismo. Su secreto ya estaba torturándola demasiado y el que le tuviera que mentir a su madre fue la gota que rebalsó el vaso. Le diría, definitivamente lo haría. Estaba cansada de las mentiras y de tener que fingir todo el tiempo, de no poder ser ella realmente cuando estaba con sus amigos, cuando estaba con Draco que era la persona que más quería. Había estado con ella para apoyarla siempre que alguien se burlaba de ella, hasta cuando discutía con su madre él le ofrecía su cama para dormir.
Estaba decidida.
Soltó un gran suspiro.
Le confesaría a Draco que en realidad no es lesbiana.
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mi mejor amiga "lesbiana"
RomanceHermione y Draco han sido mejores amigos desde que ella se trasladó a Stanford hace unos meses atrás. Lo que Draco no sabe, es que Hermione le esconde un pequeño secreto. Ella le dijo que era lesbiana de modo de poder lograr que los chicos se alejar...