Capítulo 22

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Draco miró el reloj ubicado en su muñeca mientras movía su pie de forma impaciente. Ya llevaba más de media hora esperando en la entrada del centro comercial y su madre seguía sin aparecer, ya comenzaba a inquietarse pero más que nada a preocuparse. ¿Qué tal si le había sucedido algo malo? ¿Si la atropellaron? ¿Le robaron? ¿La violaron? Su madre era bastante guapa para su edad y siempre había tenido que mantener a sus amigos a la raya, así que perfectamente podría haber sido violada. Draco sacudió su cabeza. No podía darse el lujo de tener una crisis de pánico en medio del centro comercial, pero si su madre no llegaba en media hora más definitivamente comenzaría a enloquecer.

Revisó su celular esperando ver un mensaje de su madre pero nada, ni siquiera una llamada.

Su estomago gruño por lo que tomó la decisión de ir por algo de comida mientras esperaba a su madre. Ordenó comida para ambos pues se suponía que iban a almorzar juntos, tomó la bandeja entre sus manos y se dirigió a la mesa más cercana a la ventana gigante del lugar que dejaba ver lo que rodeaba al centro comercial. Dirigió una de sus manos hasta las papas fritas y comenzó a comerlas de a una.

Diez minutos pasaron y su madre seguía sin llegar. Ya muy preocupado tomó el celular entre sus manos y le marcó. Luego de cinco pitidos la voz agitada de su madre contestó.

—¿Si?

—¿Mamá? ¿Estás bien? —se enderezó en la silla listo para salir corriendo en cualquier momento en busca de su madre.

—Si, tranquilo. Es solo que me demoré en salir de la casa, por cierto, tú cuarto era un desastre ya tienes eres un adulto deberías se más ordenado — Draco rodó los ojos mientras todo su cuerpo comenzaba a relajarse, se sentía un paranoico de mierda pero cuando se trataba de su madre no podía ser algo menos.

—¿Dónde estas?

—Estoy en la puerta del centro comercial, ¿tu dónde?

—En el patio de comida al lado de la ventana.

—Bien, nos vemos.

Su madre cortó la llamada. Draco miró a su alrededor esperando ver la pequeña figura de su madre, y para cuando la vio levantó una de sus manos indicándole donde se encontraba. Al capar la vista de su madre ella caminó a paso acelerado hacia él.

—Perdón la demora, aunque en teoría es tu culpa por ser tan desordenado.— Draco ignoró su comentario y esperó que se sentara para seguir comiendo.

Se encontraba bastante ansioso por lo que harían ambos el día de hoy pues a pesar de ser muy cercano a su padre lo que necesitaba ahora era el consejo de una mujer más aún después de escuchar como todo un psicopata la conversación de Sebastián y Hermione. Ese día había estado más insoportable de lo normal además de muy molesto con todos hasta tal punto de que casi le rompe la mandíbula a Blaise cuando éste mencionó que de seguro esa noche Hermione tendría un gran orgasmo. Draco no soportaba la idea de Hermione llegando al orgasmo con otro hombre que no fuera el mismo quién se lo proporcionara como había soñado tanto tiempo. Toda la tarde estuvo en su casa tratando de despejar su mente de la idea de Hermione con Sebastián sin tener mucho éxito, por lo que tomó su chaqueta y sus llaves para salir a dar una caminata y antes de que se pudiera si quiera dar cuenta se encontraba frente a la casa de la persona que causaba más de mil sensaciones dentro de él más que cualquier otra persona.

Draco no mintió cuando le dijo a Hermione que la amaba, porque era la pura verdad. Cada día se enfadaba consigo mismo por no haberse dado cuenta antes, pero claro como creía que era lesbiana nunca pensó en que tendría alguna oportunidad. Debió de saber desde el momento en que ella le dijo que era lesbiana y él no se le pudo alejar de que ella era más que simplemente su amiga. Y ahora todo tenía sentido. Porque sentía esas increíbles ganas de golpear a todo aquel que la miraba, o de su actitud sobreprotectora, también explicaba el hecho de que no podía pasar mucho tiempo lejos de ella. Draco paso de ser el que enamoraba a ser el enamorado. ¿Cómo fue tan estúpido como para no darse cuenta antes? La amaba y de eso no cabía duda. Cuando estaba con ella sentía que podía ser el mismo, no Justin el "lindo", no el Draco que todos creían que él era. Podía decirle lo que quisiera sin temor a hacer el rídiculo, podía decir lo que pensaba sin temor a sonar como una chica, ¡Por Dios! Hasta se podía tirar algunos pedos o eructos frente de ella con toda la comodidad del mundo pues ella comenzaba una competencia. Hermione le alegraba el día con solo una sonrisa y esa actitud de "todo a la mierda" le encantaba, amaba el que ella a pesar de que todo estuviera jodido siguiera sonriendo como si nada. Era fuerte y él la amaba por eso.

¿Cuándo se dio cuenta?

Al pasar una semana después de su discusión y sintió un gran vacío en su pecho como si le faltara algo, como si necesitara algo. Y ese "algo" claramente era un alguien. Así que cuando vio a Hermione llegar junto a Sebastián no dudo en escabullirse entre los arbustos y escuchar su conversación. Tuvo que cerrar sus manos en puños en el momento en que él se le comenzó a acercar para besarla y casi quizó gritar cuando ella se le alejó pero su momento favorito fue cuando Hermione le dijo a Sebastián que no serían más que amigos. Eso lo dejó en las nubes. Y si no hubiera sido por el estúpido perro del vecino hubiera podido seguir escuchando el resto de la conversación en vez de tener que salir corriendo por temor a que lo descubrieran. Ahora la curiosidad lo mataba por saber que habrían hablado después.

—Bien, ¿a qué tienda iremos? —preguntó Jane, su madre, una vez que la bandeja se encontraba ya vacía. Draco movió un poco su cabeza volviendo a la realidad.

—No sé, tu conoces más de tiendas que yo —se encogió de hombros. Jane se llevó una de sus manos hasta su mentón pensando.

—Ya sé donde iremos.

Draco no dijo nada, simplemente la siguió hasta donde fuera que lo llevara no sin antes botar los restos que quedaron en su bandeja. Al final su madre lo había llevado a una tienda de hombres que solo trabajaba con trajes como para graduaciones, bodas o, en este caso, bailes.

Ambos entraron e inmediatamente llegó un hombre de unos cincuenta años con un esmoquin de vestimenta a atenderlos. Draco encontraba que esto de elegir no tenía mucha importancia pues encontraba que todos los trajes eran iguales pero aún así le pidió ayuda a su madre para poder elegir el mejor traje para la noche del baile. Ahora que Hermione había admitido no sentir nada por Sebastián y dejarlo en la friendzone él tenía el camino totalmente libre y ahora lo aprovecharía pero debía comenzar por verse atractivo para lo que tenía planeado hacer esa noche.

El señor le mostró varios tipos de trajes y se sorprendió al ver que no todos eran iguales como él creía, algunos tenían más hombreras otros eran más ajustados y así sucesivamente. Estuvo mucho tiempo vistiendo todo tipo de trajes escuchando los comentarios de su madre recibiendo unos "no, completamente se no es" "muy ajustado" "te ves gordo" "muy femenino" "muy masculino" y muchos más. Draco rodó los ojos cuando su madre le pasó otro traje y se lo probó. Cuando salió mirándose los pies no queriendo ver la expresión de su madre escuchó como ella soltaba un pequeño grito de exclamación que lo obligó a mirarla.

—Te vez tan guapo y apuesto, Draco, tan grande. Ese es, es perfecto. ¿En qué momento creciste tanto? —preguntó Jane al acercársele y llevar una de sus manos hasta su mejilla y acariciarla lentamente sin dejar que las lágrimas salieran de sus ojos.

Draco fruncio el ceño. A veces su madre era tan exagerada.

—Miráte al espejo, estoy segura de que lo amaras. Voy a ir a pagarlo por mientras —dijo su madre antes de irse.

¿Qué? ¿Ni siquiera iba a esperar su aprobación para comprarlo? Debía de estar muy segura de que le gustaría para ni siquiera preguntarle.

Draco caminó hacia los espejos y entendió a lo que se refería su madre.

Él odiaba los trajes con toda su alma, no era de los chicos que se arreglaban así pero ahora debería hacerlo más seguido porque se veía muy bien. El traje lo hacía ver alto y aunque era bastante sencillo con la corbata negra estaba seguro de que podría destacar y robar algunas miradas aunque le importaba solo la mirada de una chica. Se llevó las manos al cuello y tiró del saco un poco arreglandoselo para luego subir ambas mangas de sus muñecas hasta sus codos dejando ver los tatuajes de su brazo izquierdo. Se colocaría unas zapatillas y estaría listo. No pensaba perder algo de su esencia.

Draco sonrió con suficiencia al espejo y pensó en Hermione. Ella de seguro iría con unos jeans y una remera gigante que le cubrería todo el cuerpo y sus convers favoritas, además de su cabello desordenado mientras él estaría todo arreglado. No le importaba pues esa era su chica. Aunque la idea de Hermione con un vestido resultaba bastante tentadora y provocativa. Esperaba verla algún día con uno de esos vestidos que usaban sus demás compañeras. Al ver a la madre de Hermione viendo algunos vestidos para ella le recordó las pocas posibilidades de que eso sucediera, pero aún podía soñar.

No esperaba ser impresionado por Hermione sino que esperaba, como siempre, él ser el que la impresionara y estaba seguro que esa noche lo haría y no lo solo por el traje.

mi mejor amiga "lesbiana"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora