Capítulo 6:

2K 213 16
                                    

—¡Estas completamente loca!

Nos encontrábamos en el patio, esperando que el profesor de deportes, llegara.

Erika, al escuchar lo ocurrido comenzó a reprocharme:

—Tal vez, pero no me arrepiento de nada, ahora deseo saber más de él.

—No diré nada, después de todo, siempre haces lo que quieres -se encogió de hombros.

James estaba sentado frente a Misael, fulminándolo con la mirada. Seguramente en su mente, pensaba en como quebrarle la pierna al pelinegro si jugaban al fútbol.

—¡Bueno! ¡Bienvenidos a la primera clase de deportes! Espero que la pasen bien y consigan notas aceptables.

El docente, era un hombre de 30 años aproximadamente.

—Hoy haremos cosas relativamente simples, pero sólo por ser la primera clase. Trotaremos 10 minutos sin detenernos, despues procederemos a realizar 20 abdominales, si lo consiguen tendrán lo restante de la hora para jugar al deporte que el grupo acuerde.

Joder, si eso entraba en la categoría simple, en la compleja me podía dar por muerta.

Después de un terrible sufrimiento todos los alumnos logramos completar las exigencias del profesor.
Luego de estar algunos minutos deliverando decidimos escoger el deporte "Handball".

—Mh, los capitanes de los equipos serán Erika y Misael.

La felicidad de la rojiza era claramente notoria, mientras que la del pelinegro estaba esfumada.

—¿Quién comienza? -mi amiga le preguntó a él. —Las damas primero.

Ella estaba apunto de modular mi nombre, lo pude notar en sus labios, cuando el profesor la interrumpió, exclamando que debía elegir a alguien del sexo contrario.
Seleccionó a el primer chico que tuvo a la vista y después le tocó al pelinegro

—Maxine.

Al escuchar aquello, mi cuerpo se paralizó, no podía creer que Misael me había elegido. Pude notar como Erika lo asesinó con la mirada.
Una vez todos tenían asignado un equipo, comenzamos el partido

—¡Aquí! -grité, al ver como el ojos oscuros recibía la pelota.

Corrí hasta llegar al lugar perfecto para lanzar, procurando de no tener a alguien marcándome.
Misael me observó y con un amage excelente pasó la pelota, salté y la cogí. Rápidamente observé el arco y con toda la fuerza que pude concentrar en mi brazo lancé, marcando un gol.
Mi equipo comenzó a festejar, orgulloso.

Tiempo después, mi grupo ganó 2-1.

—Trabajaron de una manera digna de ser valorada, así que los felicito chicos -todos sonreímos.

—¿Juego bien no crees? -sonreí victoriosa. —Deposité un voto de confianza en ti, que bueno que no me decepcionaste.

—¿Debo sentirme halagada?

Él se encogió de hombros —Siéntete como quieras.

Cogió su mochila y con un leve movimiento de su mano se despidió, para después irse de allí.

Misael ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora