Durante esas tres semanas de vacaciones, no pararon de jugar, salir a pasear, pero sobre todo, de ser una familia normal, Amaia tenía que estar dedicando besos y caricias continuamente a sus niños, porque no la dejaban sola ni un segundo, se bañaban los tres juntos, y el baño se volvía una piscina inundada de agua, disfrutaban como nunca juntos.
Los últimos días, Alfred preparaba algo especial, así que esa mañana, se levanto primero, le dejo una pequeña nota a Amaia y salió... Amaia se levantó al escuchar al pequeño pidiendo el biberón, y vio la nota de Alfred: "Cariño, he salido a hacer unos recados, estaré a la hora de comer, no prepares nada, traeré el almuerzo, te quiero", Amaia se extraño que no le dijera nada, por la noche, pero no le dio importancia, se levanto a ocuparse del pequeño:
Am: Buenos días, mi amor, ¿tienes hambre?.
Carlos: Sí,... bibe, mami,... barriga vacía...
Am: Jajaja, de tal palo...
Amaia se paso la mañana, limpiando y pendiente del pequeño, que jugaba en su parque:
Carlos: ¿Y papito?.
Am: Salió hacer unas cosas cariño, pero llega pronto, ¿vale?.
Carlos: Mami, me aburro... Papi, papi...
Am: Anda, después sigo limpiando, ¿a que quieres jugar?.
Carlos: Al escondite.
Pasaron el resto de la mañana jugando, hasta que Amaia se dio cuenta de la hora, las dos de la tarde, y Alfred sin llegar, Carlitos ya tenía hambre, y empezaba a quejarse, Amaia llamó a Alfred, pero tenía el móvil desconectado, afortunadamente, quedaba algo de la comida de ayer que le saco al niño, ella esperaría, cuando Carlitos terminó, lo acostó a la siesta, ella empezaba a preocuparse, llamaba continuamente al móvil, se asomaba cada dos minutos, a la ventana a ver si lo veía llegar, pero nada, no aparecía, ella se estaba desesperando, ya eran las cuatro de la tarde, y no tenía noticias de él, el pequeño se había despertado y intentaba mantenerse tranquila para que él no notará nada, pero empezó a vestirla tenía que salir a buscarle, no era normal, que aún no hubiera dado señales:
Am: Ven, mi amor, déjame ponerte los pantalones, anda...
Carlos: Mami, ¿pasa?.
Am: Nada tesoro, vamos a salir...
Ella intentaba contener las lágrimas, sentía que algo iba mal, sentó al niño en el carrito, y cuando iba a salir sonó el teléfono de casa, ella corrió hacía el:
Am: ¿Alfred?, ¿eres tú?.
Enfermera: Amaia Romero.
Am: Soy yo,... ¿quién es?.
Enfermera: Le llamó por Alfred García, esta en nuestro hospital, a sufrido un grave accidente de tráfico...
Am: (empezó a llorar) ¿Cómo... como esta...?.
Enfermera: Es necesario, que venga lo antes posible, no puedo darle más información, venga lo antes posible...
La enfermera colgó sin más, ella se secó las lágrimas para que el niño no la viera, lo saco del coche, y salió en buscan de un taxi, llegó al hospital muy nerviosa, Carlitos ya había notado que pasaba algo y no dejaba de llorar, Amaia le acariciaba la cabecita, y le daba besitos, para intentar calmarlo, espera en el despacho al medico, paseando al niño de un lado a otro:
Doctor: ¿Señorita Romero?.
Am: Por favor,... ¿cómo esta, Alfred?...
Doctor: Intente tranquilizar a su hijo, ¿él entiende lo que oye?...
