Pecador

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Caminaba entre la gente, sonriendo coquetamente a las meseras las cuales llevaban diminutos vestidos que casi no dejaban a la imaginación, con canciones de los 80 y 90. Ahora entendía porque ese bar era el mas conocido en todo los Ángeles.

Quizás eso sería lo único bueno que podría agradecerle a Pepper después de que lo obligara a que fuera personalmente a Los Ángeles a firmar un contrato con una empresa. De pronto la música ceso por completo y aquellas luces de neón que habían estado parpadeando se apagaron, dejando una única luz enfocada en una persona que estaba frente a un piano.

De pronto el sonido del piano inundo el lugar, sin siquiera notarlo camino hasta quedar a unos metros de aquel hombre, el cual empezaba a cantar.

En ese instante no hubo nada más que aquel desconocido que tocaba el piano mientras cantaba aquella canción. A pesar de que quizás fueron dos minutos el sintió que paso toda una eternidad.

Al finalizar la canción la gente le aplaudió al desconocido quien se levantó y dio una coqueta sonrisa antes de caminar a la barra. No dudo ni un instante en seguirlo, y teniéndolo cerca en verdad podía decir que el hombre en verdad era candente.

-Hola...- saludo con su mejor sonrisa coqueta.

El hombre volteo la mirada y de igual manera sonrió de manera coqueta. – ¿Eres nuevo? Jamás te había visto por el LUX.

-Digamos que solo vengo de visita.

Después de aquel breve intercambio de palabras aquel desconocido lo llevo al piso de arriba de aquel bar, el cual era una lujosa suite, sin perder tiempo ambos se besaron y se deshicieron de aquella estorbosa ropa.

Tony pocas veces había tomado la posición de abajo, más que nada por orgullo. Pero con aquel hombre todo era diferente, el sabia como llevarlo al límite con tan poco, sabia como llevarlo al éxtasis y la locura con sus manos.

Como podía con sus besos rogar por más.

Solo hasta que los primeros rayos del sol, empezaron a notarse por la ventana terminaron verdaderamente exhaustos, cayeron rendidos y quedaron profundamente dormidos.

Cuando Anthony despertó vio la cama vacía, miro a su alrededor y en el buró que estaba al lado de la cama, noto que había un reloj digital el cual marcaba las 11:45, busco su ropa la cual estaba en una silla perfectamente doblada y por lo que se veía recién lavada.

Cuando termino de vestirse salió de la habitación y por primera vez miro a detalle todo el lugar.

-Parece que alguien ya despertó.

Una mujer de tez oscura estaba detrás de aquella barra, mientras bebía un whisky sonriéndole de manera burlona.

-Te dejo el desayuno más bien el almuerzo, calculo que despertarías a esta hora.- Continuo con su plática mientras le señalaba en la esquina de la barra un plato de comida.

-¿Acaso es brujo?- cuestiono mientras se acercaba con curiosidad al plato de alimentos, que a decir verdad se veían muy apetitoso.

-¿Te gustaría que fuera brujo?

Tan solo rio divertido por el comentario irónico de la mujer.

-Sabes es la primera vez que me despierto y mi amante de turno me lavo y plancho mi ropa, sin mencionar que me dejo el desayuno con su...

-Soy su asistente y su demonio más leal.

-Supongo que debes ser demasiado aterradora si te denominas a ti misma demonio.

-No sabes cuánto. Pero puedo decir que no eres el único que experimenta una primera vez. El jamás se había preocupado por su amante de turno, tan solo se iba, mientras me pedía despacharlos. Supongo que tú debes ser diferente.

-¿Soy diferente? ¿Cómo?

Ella lo miro de arriba, debajo de forma descarada sin dejar de sonreír.

-Bueno no hay que negar que eres sexy, aun así despides un aura un tanto angelical. Pero se nota que puedes ser un tanto diabólico.

-Hablando de diabólico. ¿Cómo es que se llama?

-Lucifer Morningstar.

-¿Es broma?

-No.

-¿Acaso su padre se creía Dios?

-Tal vez.

De pronto el sonido del elevador llamo la atención de los dos, y vieron que se acercaba Lucifer. El cual parecía algo sorprendido de ver a Tony ahí.

-Maze revisa que los chicos tengan todo listo para la noche.

La mujer tan solo asintió y salió de ahí, dejándolos solos.

-Creo que dormí más de lo que esperabas.

-De hecho me sorprendí que hablaras con Maze con tranquilidad, ya que ella prefiere divertirse que tener una charla.

-¿Acaso me crees un cualquiera?- levanto la ceja, mientras lo miraba indignado.

De pronto ambos empezaron a reírse, era la primera vez que Tony pasaba tiempo con la persona que se acostó, más que nada porque tendía a huir de las relaciones. Pero con Lucifer (aun le costaba creer que ese era su nombre) todo era diferente, el hombre no mostraba signos de querer una relación, más bien, era como él. Alguien que después del sexo dejaba a su acompañante. Eran personas que solo Vivian por el placer.

Sin embargo en ese momento ambos estaban en una charla, sobre música. Incluso Lucifer toco otra melodía en aquel piano que estaba en su suite.

El tiempo paso para los dos. Cuando Tony se dio cuenta eran las 4 de la tarde. Tuvo que despedirse de aquel hombre y de su asistente. Pues ya era hora que regresara a New york.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

La melodía del piano inundaba el lugar, y dos personas estaban sentados frente al piano. Mientras solo uno de ellos era el que cantaba. Tras finalizar la canción se miraron a los ojos.

-Esa fue la canción que interpretaste aquel día.- contesto un sonriente castaño. – Aunque ahora que lo pienso no es muy romántico que digamos, menos si insinúas que soy un pecador.

-Pero tú eres el pecador que vino a mí, después de todo soy el diablo.

Habían pasado 4 años desde aquel primer encuentro y de alguna forma se encontraron en muchas ocasiones, lo cual hizo que aquella relación que parecía ser de una sola noche fuera tan solo el inicio.

-Aun es difícil asimilar eso, así que por favor deja que me acostumbre. ¿De acuerdo?

Tony era escéptico por naturaleza pero cuando Lucifer le dijo que realmente era el diablo por alguna razón no dudo en aceptar el hecho, después de todo su novio tenía un encanto sobrenatural, porque solo eso explicaría como jodidos podía seducir a cualquiera que quisiera.

-Me sorprende que me creyeras con facilidad.

-No con facilidad, pero el hacer que Obadiah revelara su plan de mandarme a secuestrar en mi viaje a Irak, ayudo un poco. Además eso me ayudo a ver, que mis armas solo atraen más destrucción.

-¿Temes ir al infierno?

-No, porque estoy seguro que te veré ahí.

-Puedes apostarlo.- Lo tomo de la cintura y lo beso.

Encima del piano podía verse una pequeña caja, en la cual reposaba un anillo. Muestra de que el diablo podía amar y el pecador no era tan malo como se pensaba.

MorningStarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora