Genios

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Ser padre soltero no era tarea sencilla, mucho menos cuando tienes tres hijos. Pero de alguna manera se las había arreglado, y aunque no le gustaba presumir, sus muchachos eran muy obedientes o todo lo obedientes que podían ser. Hasta ese momento.

-¡Fue culpa de esa niña!

-Ella fue grosera y la empujo.

Solo podía soltar un suspiro ante los gritos de sus hijos. Podía ver a dos adolescentes hablar de manera histérica y molesta mientras que su hija, la más joven estaba con la mirada triste.

-¡Silencio!- dijo en voz alta, haciendo que los jóvenes lo miraran algo temerosos, rara vez les levantaba la voz y estaba claro que no querían hacerlo enfadar más. – Peter explícame lo que sucedió.

Peter era su hijo mayor contaba con 16 años, a su lado estaba su hermano Harley de 15 años y por ultimo era su hija Morgan de 8 años.

-Como cada tarde después de nuestras clases fuimos a buscar a Morgan para luego esperar a Happy.- empezó a relatar el castaño más joven. – Al llegar a la entrada vimos a un grupo de niños no sabíamos que paso pero al acercarnos más vimos a Morgan y a otra niña siendo molestadas por una niña más grande y...

-Así que yo intervine.- interrumpió Harley, frunciendo el ceño recordando lo acontecido. – Empuje a esa mocosa quien al caerse se raspo el codo y empezó a llorar.

Anthony solo pudo suspirar al escuchar la historia, había estado en una junta cuando recibió una llamada de la escuela de su hija, preocupado de que le hubiera pasado algo dejo a Pepper a cargo e inmediatamente llego para enterarse de lo que sus hijos habían hecho.

Honestamente estaba orgulloso de que sus chicos defendieran a Morgan pero sabía que los padres de la otra mocosa no entenderían razones, tenía diez minutos de haberlos conocidos y ya no los soportaba puesto que no dejaban de hablar sobre lo buena y amable que era esa mocosa, ahora solo pensaba en cómo solucionar de manera diplomática el asunto (lo que menos quería era un escándalo y que sus hijos se verían afectados).

-Bueno entremos a la dirección, no hablaran hasta que yo lo diga. Estarán calmados y escucharemos lo que ellos tengan que decir.

Los adolescentes asintieron uno más de acuerdo que el otro. Al entrar tomaron asientos, los padres de la otra niña empezaron a reclamar por el agravio al que su pequeña había sido expuesta por su parte Tony y Harley rodaban los ojos ante la mentira y trataban de bostezar, Peter cargaba a su hermana quien se notaba muy triste.

La directora trataba de mediar pero era difícil ante la insistencia de esos padres, Rony tenía pena de la pobre mujer que ni siquiera podía hablar. De pronto la puerta fue abierta y por ella paso un hombre de cabello negro vestido de un elegante y costoso traje, venía acompañado de una niña que era dos años mayor que su hija.

-¿En qué puedo ayudarle?- pregunto la directora ante la intromisión del hombre.

-Hola, solo vengo a conocer a la chiquilla que se atrevió a lastimar a mi sobrina.- expreso el hombre de acento británico.

El hombre observo a todo y cada uno de los presentes hasta que noto a cierta niña y esta al reconocer al hombre de traje empezó a gritar y llorar.

-¡Yo lo hice! ¡Lo siento mucho!- murmuraba la niña sin dejar de llorar.

El hombre sonrió, sabiendo que la niña recordaba su encuentro anterior en donde le explico que el infierno tiene un lugar especial para los que hacen bullying, los padres de la niña estaban avergonzados y confundidos por lo que estaba pasando.

-Señor Stark puede retirarse.- La directora sonrió de manera tentativa a modo de disculpa.

Anthony tan solo asintió sabiendo que la mujer tendría que aguantar el drama de esos dos padres, la compadecía en verdad. El junto a sus hijos se dirigieron a la salida, ahí los esperaba el mismo hombre en compañía de la niña.

MorningStarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora